En los últimos meses, es frecuente pasear por cualquier barrio o aparcamiento al aire libre y encontrar vehículos estacionados con bolsas en los retrovisores. Esta imagen, que puede parecer anecdótica o incluso extraña a simple vista, responde en realidad a una tendencia que gana adeptos por razones prácticas.
Lejos de tratarse de una moda pasajera, las bolsas en los retrovisores cumplen funciones muy concretas que ayudan a proteger el coche. En especial, cuando pasa largas horas en la calle. Esta práctica, cada vez más común entre conductores precavidos, pone en valor una solución simple, barata y eficaz para cuidar el vehículo sin necesidad de gastar en accesorios específicos. Pero, ¿qué sentido tiene realmente colocar las bolsas de plástico en esos espejos?
Protección frente al frío, la suciedad y los animales
Los retrovisores laterales son elementos vulnerables del coche. Sobresalen del cuerpo del vehículo y están especialmente expuestos a golpes accidentales, a la intemperie y a ciertos tipos de suciedad o daños. De ahí que cubrirlos con bolsas en los retrovisores se haya convertido en una medida casera pero útil para su protección.
En primer lugar, esta práctica evita la congelación de los espejos en zonas frías. Durante el invierno, la escarcha o el hielo puede dificultar la visibilidad y obligar al conductor a perder tiempo limpiándolos. Las bolsas en los retrovisores actúan como barrera térmica y permiten conservar el cristal despejado para su uso inmediato.
Además, impiden que el polvo, los restos de resina de árboles o los excrementos de aves ensucien o deterioren los espejos. Aparcar al aire libre, sobre todo bajo vegetación frondosa, es una invitación directa a este tipo de problemas. Las bolsas en los retrovisores ofrecen una solución rápida que mantiene el cristal limpio durante más tiempo.
Un remedio también contra picotazos y miradas ajenas
Otro motivo inesperado por el que los conductores colocan bolsas en los retrovisores está relacionado con las aves. Durante la época de cría, muchas especies se comportan de forma territorial y, al ver su propio reflejo en el espejo, lo interpretan como una amenaza. El resultado son picotazos, arañazos y deterioro del cristal. Al cubrirlos, los reflejos desaparecen y con ellos los ataques.
Aunque no es su función principal, las bolsas en los retrovisores también cumplen un pequeño papel disuasorio. Algunos ladrones o curiosos observan el interior del vehículo a través de los espejos laterales. Ocultarlos puede reducir ese efecto escaparate y ofrecer un mínimo grado extra de protección.
Incluso hay quienes colocan bolsas en los retrovisores después de lavar o encerar el coche, con el objetivo de evitar que ese brillo llame la atención de personas con malas intenciones. En contextos urbanos, donde los coches están más expuestos, este tipo de medidas han empezado a generalizarse como parte de un mantenimiento básico del vehículo.
¿Es legal cubrir los retrovisores con bolsas?
Una duda habitual respecto al uso de bolsas en los retrovisores es si esta práctica infringe alguna normativa. La respuesta es clara: no hay ninguna ley que prohíba proteger los espejos mientras el coche está estacionado. No obstante, es fundamental retirarlas antes de iniciar la marcha. Circular con los retrovisores tapados sí podría considerarse una infracción leve. A fin de cuentas, compromete la visibilidad y la seguridad en la conducción.
Por tanto, mientras se usen únicamente con el vehículo parado, las bolsas en los retrovisores son perfectamente legales y pueden utilizarse sin temor a sanciones.