Este es el documento completo, una propuesta que dibuja un universo empresarial ambicioso pero sin andamios que lo sostengan. El relato de Ivet Playà se apoya en lo emocional y deja vacíos críticos en el análisis financiero, la planificación de recursos humanos y la gestión de riesgos. Un proyecto guiado por el deseo más que por la factibilidad.
IPMComunicación
“Dado que por situaciones adversas incontrolables me encuentro en una situación de vulnerabilidad profesional, pretendo fundar y dirigir una agencia de comunicación y marketing digital en el centro de Madrid”.
Con estas palabras presenta Ivet Playà su proyecto IPMComunicación, una agencia desde la que aspira a ofrecer una forma de trabajo “más humana, honesta y consciente”. Para ponerla en marcha, propone a Alejandro Sanz una inversión anual de 350.000 euros, a pesar de no contar con una cartera de clientes activa ni acuerdos previos firmados.
Parte desde cero, pero proyecta una facturación de entre 385.000 y 435.000 euros en el primer año, sin explicar de forma concreta cómo se alcanzarían esas cifras ni cuántos proyectos serían necesarios para lograrlo.
El plan menciona distintos roles dentro del equipo, pero no detalla las funciones ni la experiencia de quienes los ocuparían. La inversión solicitada -que incluye sueldos, alquiler de oficina, tecnología y servicios- carece también de un desglose claro del retorno estimado por dicha actividad.
Jardineras Bayer
Jardineras Bayer es una empresa familiar dedicada a la fabricación de jardineras
de cemento, fundada en 1981 por Pedro José Meca García, abuelo de Ivet Playà. En la actualidad está gestionada por su madre y, según se detalla en la presentación del proyecto, atraviesa una situación financiera delicada, sin recursos ni solvencia.
“Tras el fallecimiento de mi padre en 2017, la empresa quedó en manos de mi madre, quien ha mantenido la actividad de manera rudimentaria y con medios muy limitados”.
A pesar de estas debilidades estructurales, el plan proyecta una facturación de 360.000 euros en el primer año, sin explicar cómo se alcanzaría esa cifra ni a qué tipo de clientes irían destinadas esas ventas.
Casa Playà
Con la adquisición de esta vivienda en Collbató (Barcelona), Ivet Playà pretende recuperar el patrimonio familiar. “Mi abuelo, constructor de profesión, edificó una casa en el pueblo de Collbató, el mismo lugar donde también levantó su negocio de jardineras. Esta vivienda fue durante años el destino veraniego de nuestra familia. Con el tiempo, mis abuelos se trasladaron a Barcelona tras su jubilación, y mis padres adquirieron la casa familiar. Sin embargo, debido a diversas circunstancias, perdieron la propiedad. Actualmente, nos encontramos en el proceso de recuperar esta casa con el objetivo de destinarla al alquiler turístico y así obtener una rentabilidad considerable”, expone en la presentación.
Playà solicita a Alejandro Sanz una inversión de 300.000 euros para adquirir esta vivienda, de la que no se detallan aspectos básicos como la superficie construida ni la dimensión de la parcela. “La vivienda cuenta con una parcela de X m² y una construcción de X m², distribuidos en tres habitaciones con cama doble, dos baños, un garaje y un amplio jardín”.
El propósito de Playà es reconvertirla en una casa vacacional con capacidad para diez personas, apoyándose en sofás cama, pero sin especificar si la propiedad dispone de licencia turística. El enfoque está centrado en el relato familiar, sin aportar datos sobre la viabilidad comercial del inmueble.
Se proyecta una ocupación de entre el 50 % y el 85 %, sin justificar dicha estimación con análisis de estacionalidad ni estudios de mercado. Se establece un precio de 700 euros por noche, pero no se incluyen comparativas con tarifas promedio, propiedades similares ni análisis de la competencia en la zona.
Aunque se mencionan plataformas como Airbnb y Booking para su gestión, el plan carece de una estrategia clara de posicionamiento, políticas de precios, modelo de reservas o protocolo de atención al cliente.
Los negocios que Ivet Playà presenta como una estrategia de diversificación no son más que una operación de chantaje -y rescate- disfrazada de plan empresarial. Y en el centro, una inversión millonaria que no se justifica en cifras, sino con fe. Más que una propuesta de negocio, parece el crowdfunding sentimental de un legado en ruinas.