La tensión entre Estados Unidos e Irán ha alcanzado un nuevo nivel con un movimiento clave en el tablero militar internacional. En plena escalada del conflicto en Oriente Medio, la base de Rota ha activado parte de su flota con destino a las aguas del Mediterráneo oriental. Dos destructores estadounidenses con base en territorio español —el Oscar Austin y el Paul Ignatius— han zarpado en los últimos días para unirse al despliegue naval de Estados Unidos en apoyo a Israel, en una demostración de fuerza sin precedentes en la zona.
El papel de la base de Rota se ha vuelto fundamental en la estrategia del Pentágono. De los siete destructores desplegados por la marina norteamericana entre el mar Rojo y la costa de Israel, tres tienen como punto de partida el puerto español. Además del Paul Ignatius y el Oscar Austin, ya se encontraba en la zona el Arleigh Burke, también con base en Rota. Este despliegue forma parte del sistema de defensa antimisil Aegis, del que España es aliada estratégica.
Estos destructores cuentan con capacidad para interceptar cohetes balísticos como los que Irán podría lanzar contra Israel. Con sistemas SM-3 de última generación a bordo, estas unidades navales representan la primera línea del escudo defensivo estadounidense en la región. Y la base de Rota ha sido el origen de buena parte de este poder naval.
Un despliegue sin precedentes en el mar
El refuerzo militar no se limita a los destructores. Estados Unidos ha duplicado su presencia en el área de operaciones incorporando el portaviones USS Nimitz al ya desplegado USS Carl Vinson. El primero ha abandonado su anterior ubicación en el sudeste asiático para situarse en aguas próximas al golfo de Omán, bajo control del Comando Central (CENTCOM) estadounidense. Junto a ellos, una fuerza naval de 17 unidades de primera magnitud, incluyendo submarinos, cruceros lanzamisiles y buques de escolta, configura un frente marítimo de gran envergadura.
Desde la base de Rota, los movimientos han sido rápidos. El Paul Ignatius zarpó el pasado martes, según reveló el US Naval Institute. Y ha unido ya a la agrupación naval que vigila las aguas frente a Israel. Su salida es interpretada como una maniobra preventiva frente a posibles ataques con misiles por parte de Irán, tras la destrucción parcial de su sistema antiaéreo por parte de Israel y la pérdida de control del espacio aéreo por parte del régimen de Teherán.
La participación de España a través de la base de Rota no se limita a facilitar el posicionamiento de destructores. Rota es una pieza clave del escudo antimisiles Aegis en Europa, tanto por su ubicación geoestratégica como por el soporte técnico y logístico que ofrece a la flota estadounidense. Las fragatas F-100 de la Armada Española también están integradas en este sistema, lo que demuestra la cooperación activa de España en el dispositivo de defensa colectiva de la OTAN.
Los misiles SM-3 que equipan los destructores salidos de la base de Rota son considerados la columna vertebral de ese escudo. Pueden interceptar misiles enemigos en pleno vuelo, incluso fuera de la atmósfera terrestre. Estos sistemas han sido desplegados con el objetivo de evitar que un posible ataque desde Irán llegue a territorio israelí o de otros aliados.
El Nimitz, el regreso de un veterano a la región
El despliegue del USS Nimitz supone también un mensaje claro de Estados Unidos a Irán. Este portaviones, uno de los más poderosos de la flota americana, participó en la guerra de Irak y en la operación Libertad Duradera en Afganistán. Desde 2005 no regresaba a las cercanías del golfo Pérsico. Su vuelta al escenario del conflicto marca un nuevo punto de inflexión en el pulso entre Washington y Teherán.
El Nimitz y el Carl Vinson suman entre ambos más de 180 cazabombarderos. Entre ellos, los modernos F-35, casi invisibles para los radares convencionales. Esta fuerza aérea supera en capacidad a la totalidad del aparato militar iraní, según diversas fuentes israelíes y estadounidenses.