La derrota de España en la final de la UEFA Nations League frente a Portugal ha dejado heridas más allá del terreno de juego. Álvaro Morata, capitán del equipo nacional, falló un penalti decisivo y, con ello, desató una avalancha de críticas en redes sociales que han rebasado con creces los límites del deporte.
En cuestión de horas, la figura del delantero se convirtió en blanco de burlas, insultos y ataques personales, como tristemente viene siendo habitual tras partidos decisivos. Sin embargo, esta vez el acoso ha alcanzado un nuevo nivel de gravedad.
Alice Campello, esposa del jugador, aseguró en su cuenta de Instagram que ha recibido múltiples mensajes amenazantes, algunos de ellos con un tono escalofriante: “Voy a matar a tu marido como lo vea por la calle… a los niños igual los voy a matar con mis propias manos… espero que no sobreviva nadie”.
Madre de cuatro hijos y empresaria, no dudó en dar un paso al frente y denunciar públicamente la situación. “¿Nos damos cuenta de que estamos hablando de un partido de fútbol?”, escribió, visiblemente afectada.
También aprovechó para lanzar una reflexión sobre la falta de empatía que impera en redes sociales: “Todos nos equivocamos, me encantaría ver la vida de cada una de las personas que está criticando por un fallo”.
Morata, por su parte, también se mostró muy tocado anímicamente. Admitió estar en un mal momento y dejó entrever que podría apartarse de futuras convocatorias con la selección, visiblemente cansado por la presión desmedida que arrastra desde hace años cada vez que viste la camiseta nacional.
Este nuevo episodio reabre un debate cada vez más urgente: ¿Dónde están los límites de la crítica en el deporte? ¿Qué medidas se están tomando para frenar el odio que circula libremente por plataformas como Instagram o X (antes Twitter)? La pasión por el fútbol no puede justificar ni la deshumanización de sus protagonistas ni mucho menos amenazas contra sus familias.
Alice Campello ha pedido respeto, sentido común y, sobre todo, humanidad. Su mensaje final es tan claro como necesario: “Por favor, dejad de ser tan malas personas”. Y lanza un recordatorio de que detrás de cada jugador hay una familia, unos hijos y una vida real.