Isabel Araque Lucena (Córdoba, 1972) acaba de asumir la Secretaría General de UGT Servicios Públicos (UGT-SP), con el respaldo de casi el 95 % de los delegados de esta federación. Su nombramiento supone un hito dentro del propio sindicato: es la primera mujer en liderar UGT Servicios Públicos. Araque entiende su liderazgo no como un éxito personal, sino como un “compartido de todas las mujeres de esta organización. Es un hito porque es un éxito al final de todas las mujeres de la UGT”.
Aunque las mujeres son mayoría en el sector público –representan el 60% del total–, siguen infrarrepresentadas en los puestos de mayor responsabilidad: “Las mujeres siguen ocupando los niveles más bajos de la administración pública, tanto por categoría como por complemento. Hay una gran resistencia a dejarnos ocupar espacios de poder”.
Representatividad
Desde esa conciencia y con voluntad de cambio, Araque inicia una nueva etapa al frente de una federación que representa a más de siete millones de personas. La Federación de Servicios Públicos representa no solo a los 3,5 millones de funcionarios, sino también al conjunto de personas que trabajan en empresas que prestan servicios para las distintas administraciones públicas. Solo en el ámbito de los servicios sociales, son más de 700.000 trabajadores. “Son servicios que deberían estar prestándose directamente por la propia administración, pero hace muchísimos años se externalizaron aludiendo a dar un servicio de mayor calidad. Con el tiempo se ha demostrado lo contrario”.
Araque, sindicalista de largo recorrido -se afilió a UGT con 25 años- y con décadas de experiencia en la función pública, asume el liderazgo en un momento desafiante para el sector, ante la pérdida de poder adquisitivo, el envejecimiento de las plantillas o la dependencia de la tasa de reposición. Tras la finalización del acuerdo salarial para 2022-2024, recogido en el primer “Acuerdo Marco para una Administración del siglo XXI“, la administración y los sindicatos tienen pendiente sentarse en una nueva mesa de negociación.
Desafíos
– ¿Cuáles son para usted los principales retos al frente de UGT Servicios Públicos?
Los principales retos son dos y están muy focalizados. La administración pública tiene que ser mucho más innovadora y eficaz, y ello implica que quienes son su corazón, los trabajadores, tienen que estar blindados. Para ello será fundamental no solo terminar de cumplir los compromisos recogidos en el primer acuerdo, sino avanzar en la firma de un segundo acuerdo.
El segundo desafío está ligado a las condiciones laborales de las personas que prestan servicios públicos que están externalizados. La Ley de Desindexación -que impide la revisión de los precios de los contratos- no está facilitando en absoluto la mejoría y la calidad en el empleo de esos sectores, que además en su inmensa mayoría son sectores feminizados. Esta norma y la Ley de Contratos del Sector Público no pueden ser el parapeto para frenar el avance de los derechos de estos trabajadores.
Retribución
– Si nos referimos a los funcionarios, el Gobierno aún no ha abonado el 0,5 % pendiente del 2024 y se desconoce la subida de este año. ¿Cómo puede cambiar esta realidad?
Los empleados –y empleadas– públicos no pueden estar sometidos año tras año a la incertidumbre de la Ley de Presupuestos Generales del Estado. Deben tener la misma seguridad que tienen el resto de los trabajadores de este país, que cuando firman un convenio conocen cuáles van a ser sus subidas para los años estipulados (tres, cuatro o cinco).
En UGT entendemos que debe incluir una actualización fija y otra parte variable, para no perder poder adquisitivo, en línea con lo acordado en el primer acuerdo marco. Tendremos que negociar qué factores: puede ser ligada al IPC, el crecimiento del PIB o los impuestos armonizados.
– Estamos casi a mitad de año y la mesa de negociación no se ha constituido.
No solo no está constituida, sino que Función Pública no ha puesto sobre la mesa la subida para el año 2025. El Gobierno tiene que ponerse la faena y poner su propuesta para, a partir de ahí, iniciar la negociación.
Jornada Laboral
– Con el debate de la reducción de jornada a 37,5 horas para los trabajadores, los empleados públicos están en 35 horas. ¿Puede rebajarse más?
Las 35 horas es lo más habitual, pero responde a las negociaciones individuales de cada una de las mesas de negociación. No hay un límite de bajada horaria.
Las 37,5 horas tienen que ser un logro para los trabajadores del sector privado. Está demostrado que repercute positivamente en la productividad y en la salud.
– Desde el punto de vista femenino, ¿Qué desafíos identifica en esta nueva etapa de UGT-SP?
Es cierto que en la administración pública queda mucho que hacer. Siendo más nosotras que ellos, cuando se miran los puestos de responsabilidad, las jefaturas de servicio, las direcciones, hay una diferencia importante ocupada por hombres y no por mujeres. Las mujeres siempre tenemos que demostrar más que los hombres.
Los planes de igualdad dentro de las administraciones públicas van a ser una pieza clave y fundamental porque van a visualizar la realidad en cada una de las administraciones y qué cuestiones hay que modificar.
– ¿Cuál es la causa de esa desigualdad?
Hay muchos factores, pero entre ellos, sin duda, una de las cuestiones más importantes es la trayectoria cultural sobre la responsabilidad de los cuidados familiares: la conciliación. Las mujeres hemos tenido que soportar el cien por cien de esta responsabilidad en todos los ámbitos, y este es uno de los hándicaps para decidir en un momento dado asumir más responsabilidad. Cuando realmente sea al 50 %, las mujeres tendrán más libertad para decidir y poder ostentar y concursar a puestos de relevancia. Otros puestos son de designación directa y no se escoge a mujeres.
En clave personal
– Ser funcionaria es el trabajo soñado para muchas mujeres. ¿Tenemos idealizada la imagen de este empleo?
Ser servidor o servidora pública no es fácil, por la responsabilidad que se asume. Somos la cara visible de los servicios públicos. Son estos los que posicionan un país. Dicho esto, es cierto, y sobre todo para las mujeres, que una plaza de funcionaria da estabilidad laboral y un horario que facilita la conciliación.
– En su faceta de líder sindical, si la carrera profesional fuera un deporte, ¿con cuál lo asociaría?
Yo he sido maratoniana. Yo creo que la clave de la vida es la persistencia, la constancia y la disciplina.
– ¿Su receta para la conciliación?
Es compleja. Pero cuando decidí dedicarme al proselitismo sindical, tenía también muy claro que debía exprimir el tiempo para dedicarme a mí, a mi pareja y a mi hijo, y que lo más importante no era la cantidad, sino la calidad. Siempre procuré que el tiempo de esa conciliación fuera un tiempo de calidad y no de cantidad.
– Una actitud vital que le mueva
Vivir alegre.