La magia del cine volvió a brillar en Los Ángeles durante la cuarta edición de Vogue World, un evento que unió glamour, moda y solidaridad. Celebrado en los icónicos Paramount Studios, el espectáculo —dirigido por Anna Wintour— recaudó 4,5 millones de dólares destinados a ayudar a los diseñadores de vestuario cuyas vidas y talleres fueron afectados por los recientes incendios forestales del sur de California.
Bajo el título Vogue World: Hollywood, la cita transformó el histórico set de Paramount en un homenaje vivo a la gran pantalla. Modelos, actores y diseñadores desfilaron entre escenografías inspiradas en películas legendarias, en un espectáculo dividido en siete actos temáticos que recorrieron desde la época dorada del cine hasta el futuro del vestuario cinematográfico.
Del Moulin Rouge al esplendor del cine clásico
El desfile comenzó con una oda al glamour de los años dorados de Hollywood. Kendall Jenner inauguró la pasarela enfundada en el icónico traje de corista que Nicole Kidman lució en Moulin Rouge (2001), una pieza que marcó el tono de la noche: nostalgia, arte y reverencia por el séptimo arte.
La propia Nicole Kidman también subió al escenario, esta vez para rendir tributo a Rita Hayworth con un vestido negro de Chanel inspirado en el legendario atuendo que la actriz llevó en Gilda (1946). Junto a Baz Luhrmann, recreó una escena de rodaje ante una primera fila repleta de rostros conocidos.
Un encuentro entre el cine y la alta costura
La velada reunió a grandes nombres del vestuario cinematográfico, como Colleen Atwood, Ruth E. Carter, Milena Canonero y Sandy Powell, quienes colaboraron con diseñadores contemporáneos como Nicolas Ghesquière (Louis Vuitton) o Seán McGirr (McQueen). Juntos reinterpretaron trajes icónicos de películas como María Antonieta, Eduardo Manostijeras o Orlando.
La actriz Julia Garner encarnó a una moderna María Antonieta con un vestido de volantes inspirado en el diseño que Kirsten Dunst llevó en el filme de Sofia Coppola, mientras que la modelo Anok Yai deslumbró con una recreación del traje de Edward Scissorhands, elaborado de nuevo por Atwood con los patrones originales de 1990.
Un viaje por la historia del cine y la moda
Entre los momentos más aclamados de la noche estuvo el acto dedicado al afrofuturismo, encabezado por Ruth E. Carter, la primera mujer negra en ganar un Óscar al mejor diseño de vestuario. Danai Gurira y Teyana Taylor revivieron el universo de Black Panther luciendo los trajes de las guerreras Dora Milaje, mientras que Angela Bassett volvió a enfundarse el majestuoso vestido morado de su personaje, la reina Ramonda.
En otro de los pasajes, la modelo Alex Consani llevó un diseño de Alessandro Michele inspirado en el trabajo de Sandy Powell para la película Orlando, una fusión entre pasado y presente que simbolizó la conexión eterna entre el cine y la moda.
Una primera fila de lujo y un cierre inolvidable
El desfile contó con una primera fila que parecía un casting de superproducción: Miley Cyrus, Hailey Bieber, Anthony Vaccarello, Jennifer Connelly y Catherine Martin, entre otros. También se dejó ver Jeff Goldblum, fiel a su estilo ecléctico, con un traje sobrio acompañado de una chaqueta de lentejuelas firmada por Gucci.
La velada incluyó homenajes a momentos inolvidables del cine, como el vestido verde de Keira Knightley en Expiación, reinterpretado por Tory Burch, o los trajes setenteros de Érase una vez en Hollywood, con Lila Moss como protagonista.
El gran final corrió a cargo de Doja Cat, quien interpretó su éxito Genial vestida con un minivestido de malla diseñado por Michael Schmidt, inspirado en Tina Turner en Mad Max: Más allá de la cúpula del trueno (1985). Una actuación que combinó potencia visual y emoción, poniendo el broche de oro a una noche que reafirmó la unión entre la creatividad y la empatía.
Moda, cine y compromiso
Más allá del espectáculo, Vogue World 2025 demostró que la moda puede ser una herramienta poderosa para el cambio. La recaudación se destinará íntegramente a una fundación que apoya a los profesionales del vestuario afectados por los incendios de Los Ángeles, en un año especialmente duro para la industria.
Entre luces, música y vestidos legendarios, Hollywood recordó que el glamour también puede tener propósito. Y que, incluso en medio de la devastación, el arte sigue encontrando formas de reconstruir y celebrar la belleza.