La tradición del santoral católico remonta sus raíces a los primeros siglos del cristianismo y consiste en la conmemoración diaria de los santos y mártires que han sido reconocidos oficialmente por la Iglesia por su vida ejemplar.
Cada jornada del calendario litúrgico está marcada por la memoria de uno o más santos, cuyas historias siguen siendo fuente de inspiración para millones de fieles en todo el mundo.
Hoy, jueves 26 de junio de 2025, el calendario señala especialmente la festividad de San Josemaría Escrivá de Balaguer, una figura clave en la historia de la Iglesia contemporánea. Pero no es el único. A continuación, repasamos quiénes son los santos y beatos que se celebran en esta fecha y qué legado dejaron.
San Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975)
La figura central del día es San Josemaría Escrivá, sacerdote aragonés y fundador del Opus Dei, una institución de la Iglesia que promueve la búsqueda de la santidad a través del trabajo cotidiano y la vida ordinaria. Nacido en Barbastro (Huesca) en 1902, fue canonizado por el papa Juan Pablo II en 2002.
San Josemaría es recordado por su mensaje profundamente espiritual y moderno: la idea de que todos los cristianos están llamados a ser santos, sin necesidad de abandonar su profesión o vida familiar. Su obra más conocida, Camino, ha sido traducida a más de 40 idiomas y ha vendido millones de ejemplares. Su legado sigue vivo a través del Opus Dei, presente en más de 60 países.
Otros santos del 26 de junio
Aunque San Josemaría Escrivá acapara la atención principal del santoral del día, el calendario también recuerda a otras figuras veneradas por su entrega a la fe, su martirio o su labor evangelizadora.
San Antelmo de Belley
Obispo de Belley (Francia) en el siglo XII y prior de la Gran Cartuja, San Antelmo fue una figura destacada en la reforma de la vida monástica. Defensor de la disciplina y el espíritu cartujano, trabajó por la paz entre príncipes y fue mediador en conflictos eclesiásticos. Su vida estuvo marcada por la austeridad y la caridad.
San David de Tesalónica
Anacoreta del siglo VI, San David vivió durante años en una almendra hueca —un símbolo de su renuncia al mundo— cerca de Tesalónica (Grecia). Su vida fue ejemplo de ascesis extrema y oración constante. Su fama de santidad se extendió rápidamente tras su muerte.
San Vigilio de Trento
Obispo y mártir del siglo IV, San Vigilio evangelizó las zonas alpinas del norte de Italia. Según la tradición, murió lapidado por paganos tras derribar una estatua de Saturno. Es patrón de la diócesis de Trento.
Beato Andrés Jacinto Longhin
Obispo capuchino italiano del siglo XX. Reconocido por su humildad, vida sencilla y compromiso con los pobres y trabajadores. Participó activamente en el apoyo espiritual a los soldados italianos durante la Primera Guerra Mundial. Fue beatificado por Juan Pablo II en 2002.
¿Por qué es importante el santoral?
Más allá de las devociones personales o el interés cultural, el santoral tiene una función espiritual y pedagógica: recordar a los fieles que la santidad no es una meta reservada a unos pocos, sino un camino abierto a todos. Conocer las vidas de los santos permite descubrir modelos de fe aplicables a cualquier época y circunstancia.
Además, en muchos países —especialmente en España y América Latina— el nombre del santo del día es motivo de celebración para quienes lo llevan. Así, el 26 de junio es el día de los Josemaría, David, Antelmo, Vigilio y Andrés Jacinto, entre otros.
Una tradición que perdura
Cada jornada, el santoral nos conecta con siglos de historia y con personas que, desde distintos contextos y épocas, vivieron con una intensidad espiritual que aún hoy inspira. Hoy, 26 de junio, el testimonio de San Josemaría Escrivá y sus compañeros de calendario nos recuerda que la fe puede vivirse en lo cotidiano, en lo sencillo y en lo extraordinario.