Hoy se ha puesto a la venta en librerías y grandes superficies Roncas, un cómic que va a colocarse como una de las obras más divertidas y perspicaces del año en nuestro país. Este trabajo observa y relata con humor cómo son las relaciones contemporáneas, a través de las experiencias de una joven treintañera.
En el mundo de la interconexión digital, las citas y las conexiones amorosas se han vuelto un tanto raras y llenas de contradicciones. Y eso es lo que pretende contar esta obra, el por qué y cómo hacemos esta búsqueda llena de ilusiones y engaños.
Amar es… ¿fingir?
El amor atraviesa un momento… complicado. Ahora, ligar pasa a menudo por las conversaciones digitales. Y las redes sociales hacen que formemos una visión algo modificada de la realidad, tanto la ajena como la propia.
Así lo vive Lerda, la protagonista de esta historia, publicada por Grafito Editorial. En parte basado en la propia autora, Elva Lombardía, y en la experiencia de tantas mujeres jóvenes. Ella vive en un constante “expectativa versus realidad”, que no es un simple meme de Internet: es el día a día del amor en línea.
A través de las apps de citas y de las redes sociales, muchas personas se encuentran con verdaderos “especímenes” difíciles de soportar ya de primeras. También, prometedores candidatos y candidatas que terminan siendo una decepción en las primeras citas presenciales.
Por lo tanto, Elva trata de reflejar todo esto desde una perspectiva humorística. Sin miedo a mostrar la realidad de estas citas, haciendo una labor de transformación de los sucesos patéticos y dolorosos en algo más desenfadado.
Por qué leer el cómic Roncas
El cómic Roncas narra situaciones que cualquier persona que ha ligado por Internet se ha topado de un modo u otro, especialmente si se es mujer. Todo esto, desde un enfoque cómico muy liberador y entretenido.
Elva Lombardía centra su atención en asomarnos a una ventana donde vemos la imagen de nuestra sociedad, y de nosotros mismos. A través de ella, buscamos el amor perfecto e inmediato de maneras que dan pie a situaciones, como mínimo, ridículas.
Esta crítica social se lleva a cabo a través del humor, que hace aún más fuerte esta dosis de realidad. Refleja lo cómico de algunas situaciones embarazosas, incómodas, falsas y forzadas, en muchas ocasiones.
Pero este foco de atención no abandona otros temas igual de relevantes. Roncas también invita a la reflexión social, con la identificación de infinidad de mujeres (más que hombres) con las situaciones y los pensamientos de Lerda.
Además, se evidencia cómo el mundo de la era digital complica las relaciones auténticas y sólidas. Todo es inmediato, y las relaciones se diluyen fácilmente. Casi nada es natural, las posibles relaciones se reducen a rápidas respuestas y a descartes (o aprobados) en cuestión de segundos.
A esto se suma el ver una versión de las personas que podría no corresponderse con la realidad, tanto en lo superficial como en lo emocional y de comportamiento. Lo que nos lleva a caer en falsas ilusiones. Muchas veces impuestas, y otras, formadas por las ideas preconcebidas en nuestras mentes en esa búsqueda del amor ideal.
Un dibujo tan divertido como verosímil
Por parte del dibujo, los trazos de Lombardía son de estilo caricaturesco, pero eso no quita las divertidas expresiones de los personajes que aparecen. Gestos exagerados, sonrisas falsas, actitudes muy marcadas…
Un dibujo especialmente humorístico que no empaña la realidad que se cuenta, sino que transmite estos problemas de amores modernos de una manera más amena y ligera, para poder acercarse mejor a ellos.
Los gags visuales y las ingeniosas transiciones entre páginas y viñetas hacen aún mejor la experiencia. Cuando quieres darte cuenta, ya estás llegando al final de las 104 páginas que tiene este tebeo.
En definitiva, Roncas es un cómic redondo en todos sus apartados, y una lectura con la que muchas mujeres (y hombres también, aunque de otras maneras) se sentirán identificadas.
Un testimonio muy inteligente y divertido que invita a darle una vuelta en la cabeza a si estas son las vías ideales para construir un amor real, de esos que están dispuestos a aguantar los ronquidos.