Carlos Alcaraz no solo ha revolucionado el tenis con su juego vibrante y su mentalidad madura a sus escasos 21 años; también ha dado una lección sobre el valor del equilibrio entre la vida profesional y la personal. El campeón de cinco Grand Slam —entre ellos Wimbledon y el reciente Roland Garros en 2025— ha dejado claro que, más allá de la pista, su auténtico refugio está en su hogar familiar, un piso ubicado en El Palmar, Murcia, donde vive con sus padres.
Gracias al documental “Carlos Alcaraz: A mi manera”, producido por Netflix y estrenado el pasado 23 de abril, hemos podido asomarnos a la vida más íntima del tenista. En él, Carlos comparte momentos cotidianos en su casa, un espacio que refleja su personalidad sencilla y familiar, alejada del glamour habitual que rodea a las grandes estrellas del deporte.“Me gusta estar en casa, las pequeñas cositas son las que me hacen feliz”, declara el propio Alcaraz en el documental.
Un salón luminoso para el descanso y la familia
El salón es una de las estancias más destacadas del piso. Aunque se trata de una vivienda de tamaño medio, se ha jugado con una decoración pensada para potenciar la sensación de amplitud. Las paredes blancas multiplican la luminosidad, y se han incorporado elementos decorativos que aportan calidez, como un cuadro de paisaje colorido o cojines en blanco y rojo sobre un sofá gris oscuro.
Una butaca a juego y un mueble bajo blanco completan este espacio en el que la familia Alcaraz comparte momentos de descanso. Un jarrón con flores frescas y un marco con una foto personal demuestran que, a pesar de su éxito, Carlos no ha perdido el contacto con lo esencial: el calor del hogar.
Una habitación funcional, pensada para el orden y el descanso
La habitación de Carlos es un ejemplo de funcionalidad. A pesar de ser un espacio reducido, está perfectamente organizado. Una estantería blanca expone su colección de zapatillas deportivas —herramienta clave de su día a día— con una pulcritud que sorprende. La cama, vestida con ropa en tonos azules, se integra con una mesita de noche blanca con espacio de almacenaje, ideal para guardar sus objetos personales.
La ventana deja entrar la luz natural, convirtiendo este rincón en un lugar ideal para el descanso tras los exigentes entrenamientos y competiciones que marcan su calendario.
La terraza: entrenos, naturaleza y momentos en familia
Si bien el interior del piso invita al relax, es en la terraza donde Carlos encuentra otra de sus grandes aliadas. Allí, entre plantas bajas y piedras blancas, continúa con su rutina física cuando el tiempo lo permite. Esta zona exterior, revestida de azulejos grises y paredes rojizas, combina funcionalidad y estética.
Con una forma ligeramente abuhardillada, la terraza también es el escenario de comidas familiares durante la primavera y el verano. Es un espacio donde el deporte y el afecto se dan la mano, una extensión natural del estilo de vida que Alcaraz defiende: trabajar duro, sí, pero sin renunciar a los placeres sencillos.
Una estrella con los pies en la tierra
Mientras sigue escribiendo su nombre en la historia del tenis —este año, además, se ha convertido en el primer español en ganar el torneo de Róterdam en pista cubierta— Carlos Alcaraz demuestra que el verdadero éxito no solo se mide en trofeos, sino en la capacidad de mantenerse fiel a uno mismo.
Su casa, ese piso familiar en El Palmar, no es una mansión de lujo ni un escaparate de excesos. Es el reflejo de un joven con los pies en la tierra, que valora el cariño de su familia, el descanso tras la batalla y la felicidad que nace de lo cotidiano. Porque para Carlos, la victoria más importante se juega —y se gana— en casa.