El tenis es uno de los deportes más lucrativos del mundo. Los grandes de los circuitos ATP y WTA se embolsan cantidades ingentes de dinero solo por su participación en los torneos. Pero es que además hay muchos jugadores y jugadoras que tienen otros grandes negocios que les permiten seguir acumulando unas fortunas nada desdeñables incluso fuera de la pista. Hay algunos ejemplos muy claros como Roger Federer, que incluso varios años después de retirarse es siempre de los mejores pagados; o Naomi Osaka, que lleva años lejos de la cima de los grandes torneos y aún así es un filón para las marcas. Pero si miramos el mercado español, podemos comprobar que tanto Carlos Alcaraz como Paula Badosa, los dos referentes patrios, no se quedan atrás.
Carlos Alcaraz, a su manera
A sus 21 años, Carlitos ya es mucho más que una joven promesa, de hecho aún con su edad está peleando por ser de los mejores de siempre. Con un palmarés que incluye cuatro títulos de Grand Slam y una meteórica ascensión al número uno del ranking mundial, que le llevó a ser el más joven de siempre en alcanzarlo, el murciano ha convertido su éxito en la pista en una máquina de generar ingresos. Según datos de la ATP, sus ganancias por premios superan los 40 millones de dólares, pero el verdadero impulso económico proviene de los contratos publicitarios.

Nike y Babolat fueron las primeras marcas en apostar por él, y lo hicieron a lo grande: ambas firmaron contratos de larga duración cuando apenas era un adolescente. Se estima que el acuerdo con la firma estadounidense de ropa deportiva le supone un montante de 140 millones de euros a lo largo de diez años. Además de otras marcas de lujo como Rolex, Calvin Klein, BMW o Isdin, todas ellas atraídas por su imagen exitosa. De hecho, la diversificación de patrocinios de Alcaraz muestra su capacidad para trascender el tenis y consolidarse como una marca por sí mismo.
Para gestionar este torrente económico, el tenista ha constituido su propia sociedad: Garfia Valores S.L., con sede en su pueblo, El Palmar en Murcia. A través de ella canaliza inversiones y operaciones patrimoniales, lo que le permite mantener el control financiero de su fortuna mientras sigue centrado en su carrera deportiva. Además, también tiene una gran visión solidaria, pues tiene su fundación, la Fundación Alcaraz, dirigida por su madre, Virgia Garfia.
Paula Badosa, un icono
Si miramos el apartado femenino encontramos a Paula Badosa, quien ha labrado un camino distinto, pero igualmente interesante. La jugadora de Begur ha vivido una carrera marcada por su resistencia. Ha pasado acariciar la retirada por una lesión crónica a disputar semifinales de Grand Slam y recuperar su posición en top 10 del ranking WTA, todo ello con apenas 27 años. Y aunque ahora mismo esté volviendo a pasar por el mismo calvario físico, su cuenta bancaria refleja su esfuerzo: más de 9 millones de dólares en premios deportivos, a los que hay que sumar acuerdos comerciales y colaboraciones con marcas de moda y salud.
Hija de padres vinculados al mundo del diseño, Badosa ha sabido unir deporte e imagen pública. Muy activa en redes sociales y con más de un millón de seguidores, ha creado una comunidad sólida en la que no solo muestra su vida profesional, sino también su faceta más humana. Ha hablado abiertamente sobre salud mental, ansiedad y presión en la alta competición, convirtiéndose en una voz influyente más allá del deporte.
También a nivel relaciones públicas, pues junto a su novio, el también tenista Stefanos Tsitsipas, forman una de las parejas más mediáticas del circuito, lo que refuerza el valor comercial de su imagen conjunta. Paula ha logrado asociar su marca personal no solo al éxito deportivo, sino también a un estilo de vida digno de una estrella del deporte.