Comunidad Foral de Navarra

El pueblo encantado de Navarra que estuvo a punto de quedar deshabitado y hoy es un santuario medieval rodeado de bosques

Este pueblo de Navarra renació tras décadas de estar deshabitado y hoy se erige como una de las grandes joyas medievales de España

Ujué - Sociedad
Una fotografía panorámica de la localidad navarra de Ujué
Shutterstock

Hay lugares en los que el tiempo no pasa, sino que se posa. Ujué, en Navarra, es uno de esos enclaves en los que la historia ha decidido quedarse a vivir para siempre. Asentado sobre una colina a 815 metros de altitud, este pueblo medieval parece tallado directamente en la roca. Aunque pudo quedar deshabitado en el pasado, hoy vuelve a latir, convertido en un santuario de piedra rodeado de bosques, silencio y espiritualidad.

La estampa de Ujué es inconfundible. Desde la lejanía, la imagen de su iglesia-fortaleza domina el horizonte como una promesa de paz antigua. La bruma de las mañanas lo envuelve como un hechizo. Y las calles empedradas resisten, quietas, el paso del tiempo. Este lugar no es solo un pueblo. Es un vestigio de algo más profundo. Algo que no se puede explicar del todo.

Un pasado de abandono y renacimiento

Ujué estuvo cerca del umbral del olvido en el pasado. Lidió con momentos críticos en su historia. El caso más significativo fue en 1478, cuando –tras guerras, sequías, pestes y hambrunas– estuvo a punto de quedar deshabitado. Y las casas de piedra comenzaron a agrietarse bajo el peso del silencio. Sin embargo, la localidad navarra no murió.

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Poco más que decir. Una preciosa visita, un pueblo encantador. Si viajas en AC puedes aparcar y dormir allí mismo con unas vistas muy top. También puedes bajar al cercano pueblo de San Martín de Unx, donde tienen una tranquila área con todos los servicios. #visitspain #navarra #medievo #uxue #ujué #turismonavarra #viajosobreruedas #camperlifestyle #castillosdeespaña #dji #dronespaña #drone

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La recuperación comenzó a gestarse gracias a las familias que decidieron apostar por su hogar. En el presente, el auge el turismo rural y el interés patrimonial han revivido sus calles de una forma que los antepasados ni imaginarían. Hoy, Ujué cuenta con menos de doscientos habitantes. Pero la vida ha vuelto a brotar entre sus muros centenarios.

Ujué es hoy un ejemplo de cómo la memoria puede salvarse si hay voluntad. Un lugar donde el olvido ha sido vencido por la belleza, el respeto por el pasado y la conexión con la naturaleza. Caminar por sus callejuelas es recorrer un manuscrito de piedra.

La iglesia de Santa María, corazón de Ujué

No se puede hablar de Ujué sin detenerse en su joya arquitectónica más valiosa: la iglesia-fortaleza de Santa María, declarada Monumento Nacional. Este templo es mucho más que un edificio religioso. Es el corazón simbólico del pueblo, un espacio que conjuga lo espiritual, lo defensivo y lo artístico en una única construcción que se eleva majestuosa sobre la colina.

Construida entre los siglos XI y XIV, la iglesia de Ujué encierra estilos románicos y góticos que conviven en perfecta armonía. Sus muros gruesos, sus almenas y sus torreones le confieren un aire de castillo sagrado. En su interior se encuentra la talla románica de la Virgen de Ujué, una figura profundamente venerada en Navarra.

Santa María de Ujué - Sociedad
Talla románica de Santa María de Ujué
Wikipedia

La devoción a esta virgen no ha cesado a lo largo de los siglos. Cada año, cientos de peregrinos emprenden la ruta desde Tafalla hasta Ujué para rendirle homenaje. El pueblo se convierte entonces en un foco de espiritualidad compartida, en una celebración de la fe que sobrevive al tiempo

Ujué, entre el silencio y los bosques

Más allá de su patrimonio histórico, Ujué seduce por lo intangible. Por el silencio que lo envuelve. Por la manera en que la luz acaricia sus fachadas de piedra al atardecer. Y la brisa que baja desde los montes y se cuela entre los tejados. Aquí, hasta el viento parece caminar con respeto.

El entorno natural de Ujué es tan protagonista como su arquitectura. Rodeado de montes y bosques, el pueblo es un excelente punto de partida para rutas senderistas que se adentran en paisajes que combinan lo agreste con lo sagrado. Cada camino ofrece una experiencia distinta. Desde las vistas sobre la Ribera Navarra hasta los rincones escondidos entre encinas y robles centenarios.

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