Jeff Bezos y Lauren Sánchez protagonizaron en Venecia lo que muchos ya llaman la boda del siglo. Tras casarse civilmente en Estados Unidos, la pareja celebró durante tres días un enlace de ensueño que convirtió la ciudad italiana en un gigantesco escenario de lujo y espectáculo. La ceremonia principal tuvo lugar el 27 de junio en la isla de San Giorgio Maggiore, frente a la basílica, un enclave exclusivo al que llegaron más de 200 invitados internacionales en lanchas privadas. Entre ellos destacaron rostros tan conocidos como Leonardo DiCaprio, Oprah Winfrey, las hermanas Kardashian, Tom Brady, Orlando Bloom, la reina Rania de Jordania y Mick Jagger.
Lauren Sánchez deslumbró con un vestido blanco de encaje diseñado por Dolce & Gabbana, con corte sirena, cuello alto, manga larga y una hilera de delicados botones de perla en la espalda. El look, rematado con un velo bordado de aire clásico, evocó el glamour de las divas italianas del cine como Sophia Loren. Sánchez, de 55 años, llevó nada menos que 27 vestidos distintos a lo largo de las celebraciones, todos ellos de firmas de alta costura como Schiaparelli, Dior y Alaïa. Según trascendió, la editora de Vogue, Anna Wintour, asesoró personalmente a la novia en la selección de los modelos, siguiendo el lema de “elegancia máxima, sin miedo al exceso”.
El magnate de Amazon, por su parte, apostó por la sobriedad con un esmoquin negro de Dolce & Gabbana en la ceremonia, combinándolo en otras fiestas con trajes blancos y chaquetas de terciopelo. Los festejos se extendieron durante todo el fin de semana e incluyeron una foam party en un superyate, una fiesta de máscaras en el Arsenal veneciano y un exclusivo banquete al estilo “Gran Gatsby” en un palacete del Gran Canal. La música corrió a cargo de Matteo Bocelli, hijo del tenor Andrea Bocelli, que interpretó “Can’t Help Falling in Love” y otras piezas románticas. También actuó un coro góspel que hizo vibrar a los invitados con una versión de “Higher Love”.
El evento estuvo rodeado de estrictas medidas de seguridad: se cerraron al público varios espacios del centro histórico, se bloquearon zonas de atraque para embarcaciones privadas y los asistentes debieron entregar sus móviles para evitar filtraciones de imágenes. Hoteles como el Aman Venice fueron reservados en exclusiva, con suites de hasta 8.000 euros la noche, mientras que en la ciudad se contaron hasta 90 jets privados procedentes de todo el mundo.
Aunque Bezos y Sánchez solicitaron a sus invitados que, en lugar de regalos, realizaran donaciones para la restauración de edificios históricos y proyectos vinculados a la Universidad Ca’ Foscari, la boda despertó también fuertes críticas. Asociaciones vecinales y colectivos ecologistas denunciaron el impacto ambiental del evento y la invasión del turismo de lujo en una ciudad que sufre desde hace años la saturación de visitantes. Algunos residentes definieron la boda como “un derroche obsceno que convirtió Venecia en un parque temático privado para millonarios”, mientras que desde el consistorio se defendió que el acontecimiento generaría importantes beneficios para la economía local.
Con un coste estimado entre 30 y 55 millones de euros, la boda de Jeff Bezos y Lauren Sánchez marca un nuevo hito en la historia de los enlaces de celebridades, combinando la moda más exclusiva, gestos de filantropía, y un despliegue de medios nunca antes visto en la ciudad de los canales. Un enlace que, para bien o para mal, deja claro el poder mediático y económico de uno de los hombres más ricos del mundo y de su ya esposa, convertida ahora en la flamante Lauren Sánchez Bezos.