La situación judicial de Chiara Ferragni vuelve a tensarse. La Fiscalía de Milán ha solicitado este martes una condena de un año y ocho meses de cárcel para la empresaria e influencer italiana por su implicación en el conocido caso Pandoro, el procedimiento en el que se investiga si la creadora digital cometió fraude agravado al promocionar un producto navideño supuestamente vinculado a fines benéficos.
Ferragni, que lleva meses lidiando con las consecuencias mediáticas y empresariales del escándalo, compareció el pasado 4 de noviembre ante el tribunal milanés en una audiencia decisiva para definir cómo se desarrollaría el juicio. Aunque las sesiones se celebran a puerta cerrada, este 25 de noviembre se ha hecho pública la petición formal del fiscal Cristian Barilli, que propone para la influencer esa pena de prisión por su responsabilidad en la campaña comercial.
Un producto navideño y una campaña bajo sospecha
El origen del caso se remonta a las promociones realizadas en 2021 y 2022 por la marca de Ferragni en colaboración con la firma Balocco, que comercializó unos pandoros —dulces tradicionales de Navidad— con el logotipo de la influencer. La campaña aseguraba que parte de los ingresos se destinaría al hospital pediátrico Regina Margherita de Turín, un mensaje que impulsó las ventas del producto, vendido a un precio notablemente superior al habitual.
Según los investigadores, la donación al hospital ya había sido realizada antes de que el producto saliera al mercado, por lo que la compra de los pandoros no influía en la cantidad final destinada al centro sanitario. Ese desfase entre la campaña publicitaria y la realidad de la donación es el núcleo de la acusación por estafa.
Ferragni, en el banquillo junto a dos colaboradores
Ferragni no es la única persona implicada. Este martes acudieron también al tribunal Fabio Damato, uno de sus colaboradores más cercanos, y Franco Canillo, presidente de la empresa Cerealitalia-ID, compañía vinculada al proceso. La próxima vista está prevista para el 19 de diciembre, fecha en la que será el turno de intervención de la defensa.
El procedimiento comenzó el pasado septiembre con la fase preliminar, pero no fue hasta este mes cuando Ferragni se sentó ante el tribunal para fijar la modalidad del juicio. Se trata de una causa que ha ido ganando atención mediática por el impacto que ha tenido en la imagen pública de la empresaria.
Una crisis personal y profesional
El estallido del caso Pandoro sacudió la trayectoria de Ferragni, que llegó a retirarse temporalmente de la vida pública tras reconocer públicamente errores en la gestión de la campaña. En un vídeo publicado en redes sociales pidió perdón y anunció que aportaría un millón de euros al hospital Regina Margherita como gesto de reparación.
La polémica dañó gravemente la reputación de su marca y su actividad en redes, pilares fundamentales de su imperio como creadora digital. El impacto no fue solo profesional: la tensión derivada del escándalo coincidió con una profunda crisis en su relación con el cantante Fedez, padre de sus dos hijos, con quien acabó separándose a principios de 2024.
Un proceso todavía abierto
La solicitud de la Fiscalía no implica una condena automática. Será el juez quien determine, tras la fase de defensa y la valoración de todas las pruebas, si Ferragni y los otros imputados son culpables del delito de fraude agravado. De momento, la influencer afronta el episodio más delicado de su vida pública, en un contexto marcado por la pérdida de reputación, la presión mediática y un proceso judicial que continúa avanzando.
El próximo paso llegará en diciembre, cuando la defensa exponga sus argumentos. A partir de ahí, el tribunal deberá decidir el futuro penal de una de las figuras más influyentes —y controvertidas— de la escena digital italiana.