El conflicto entre EEUU y Venezuela ha entrado en una fase crítica tras tres meses de ataques, movimientos diplomáticos y un despliegue militar que no se veía en el continente desde hace décadas. Desde el primer hundimiento de una narcolancha el 2 de septiembre hasta la amenaza de cerrar el espacio aéreo venezolano, la escalada ha dejado más de ochenta muertos y una creciente sensación de que la tensión podría desbordarse.
Este conflicto entre EEUU y Venezuela se ha intensificado al ritmo de los ataques norteamericanos y las respuestas de Nicolás Maduro, alimentando la pregunta que ya circula en despachos diplomáticos: ¿se encamina la región hacia una intervención?
Septiembre: el ataque inaugural y el comienzo de la escalada
El conflicto entre EEUU y Venezuela comenzó a tensionarse cuando Washington lanzó una operación militar contra una embarcación vinculada al Tren de Aragua, considerada organización terrorista por EEUU. El 2 de septiembre murieron 11 personas y Donald Trump responsabilizó directamente a Nicolás Maduro, al que señaló como líder de la red narcoterrorista.
Desde ese día, el conflicto se alimentó de nuevos ataques y advertencias. El 15 de septiembre, un segundo hundimiento dejó tres muertos y la Casa Blanca insistió en que seguiría actuando contra cualquier narcolancha identificada.
Octubre: expansión al Pacífico y condena internacional
El conflicto entre EEUU y Venezuela dio un salto geográfico el 22 de octubre, cuando las operaciones estadounidenses alcanzaron aguas cercanas a Colombia, donde murieron dos tripulantes. Para entonces, ya se habían registrado siete ataques con 34 víctimas. El secretario de Defensa, Pete Hegseth, comparó a los cárteles con Al Qaeda y prometió “justicia sin refugio”.
El 28 de octubre se produjo el ataque más mortífero del conflicto entre EEUU y Venezuela, con 14 muertos tras el hundimiento de cuatro embarcaciones en el Pacífico. Tres días después, la ONU condenó públicamente a Estados Unidos por violar el derecho internacional y pidió una investigación completa.
Noviembre: Moscú entra en escena y Washington amplía su músculo militar
La gravedad del conflicto entre EEUU y Venezuela aumentó cuando Maduro pidió ayuda a Putin para enfrentar el despliegue norteamericano. Rusia confirmó contactos. Y algunos medios estadounidenses señalaron que Caracas también intentó involucrar a China e Irán.
La tensión creció aún más el 10 de noviembre con la llegada del portaaviones USS Gerald Ford, el más grande del mundo, que convirtió la operación en el mayor despliegue naval de EEUU desde la Guerra del Golfo. Los analistas coinciden en que el conflicto ya contaba entonces con 13 grandes efectivos navales, incluido un submarino nuclear.
El conflicto entre EEUU y Venezuela sufrió un giro interno el 11 de noviembre, cuando Maduro movilizó a 200.000 militares para maniobras en todo el país. El despliegue incluía unidades terrestres, aéreas, navales y misilísticas. El presidente venezolano también ordenó crear comandos de defensa integral que agruparan a civiles y militares frente a una eventual “lucha armada”. El gobierno aseguró que ocho millones de personas estaban alistadas en las milicias.
El 14 de noviembre, EEUU bautizó sus acciones como “Southern Spear”, coordinadas por la Cuarta Flota. El conflicto entre EEUU y Venezuela se agravó aún más con la advertencia de la FAA a las aerolíneas para evitar el espacio aéreo venezolano. En cuestión de horas, Iberia canceló todos sus vuelos y fue seguida por TAP, Avianca, Latam, Turkish Airlines y Gol. Maduro respondió retirando sus licencias de operación. El conflicto entraba así en una fase de bloqueo aéreo que afectaba tanto a pasajeros como a mercancías.
El cierre del espacio aéreo y la diplomacia fallida
La tensión del conflicto entre EEUU y Venezuela alcanzó un punto crítico el 29 de noviembre, cuando Trump aseguró que el espacio aéreo de Venezuela “permanecerá cerrado en su totalidad”. Caracas lo denunció ante la OACI como un acto hostil y contrario al Derecho Internacional. Varias aerolíneas continuaron suspendiendo vuelos mientras otras, principalmente latinoamericanas, mantenían parte de sus rutas. El conflicto se adentraba en una zona gris diplomática sin avances visibles.
El 30 de noviembre, Trump confirmó haber hablado con Maduro para una posible reunión, aunque sin avances concretos. Un senador estadounidense aseguró que Washington ofreció a Maduro marcharse a otro país a cambio de abandonar el poder.
Estas maniobras alimentan la pregunta central: ¿se dirige el conflicto entre EEUU y Venezuela hacia una intervención militar? De momento no hay indicios claros. Pero la acumulación de fuerzas, la retórica y la ausencia de vías diplomáticas activas mantienen el escenario abierto.