La ducha diaria es un hábito esencial para millones de personas, pero la gran pregunta sigue generando debate: ¿es mejor ducharse por la mañana o por la noche?
Aunque la respuesta puede variar según el estilo de vida y las preferencias personales, la ciencia ha comenzado a arrojar luz sobre los beneficios de una y otra opción. Te contamos qué dice la investigación científica y qué ventajas tiene cada alternativa.
La ducha matutina: energía y enfoque
Para quienes necesitan una dosis extra de energía al despertar, ducharse por la mañana puede ser un poderoso estímulo. Según varios estudios publicados en revistas de neurociencia, una ducha con agua fría o templada al comenzar el día puede ayudar a activar el sistema nervioso simpático, responsable del estado de alerta.
“El agua fría activa la circulación, mejora el estado de ánimo y te pone en marcha”, explica la doctora Susan Choi, especialista en cronobiología de la Universidad de California. Además, una ducha matutina ayuda a limpiar el sudor nocturno, especialmente en personas que tienden a sudar al dormir.
También se ha demostrado que este hábito mejora la concentración y creatividad. Algunos profesionales del sector creativo afirman que su mejor momento de inspiración surge bajo el agua, antes del desayuno. Esto se relaciona con un estado mental conocido como “pensamiento difuso”, que puede promover ideas nuevas y soluciones a problemas complejos.
Ducharse por la noche: higiene y descanso
Por otro lado, ducharse al final del día también ofrece múltiples beneficios, especialmente en lo que respecta a la higiene y la calidad del sueño. Si has pasado el día en la calle, trabajando o haciendo ejercicio, una ducha por la noche ayuda a eliminar restos de sudor, polen, suciedad y contaminación, elementos que no conviene llevar a la cama.
Además, ducharse por la noche puede preparar al cuerpo para dormir mejor. Un estudio publicado en Sleep Medicine Reviews demostró que tomar una ducha caliente entre 1 y 2 horas antes de dormir ayuda a bajar la temperatura corporal, lo cual favorece la conciliación del sueño. El agua caliente relaja los músculos, disminuye el nivel de cortisol (hormona del estrés) y crea un ambiente propicio para el descanso.
¿Qué opinan los dermatólogos?
Los expertos en salud de la piel tienen también sus consideraciones. Para la dermatóloga española Inés Barrios, lo ideal no es tanto la hora sino cómo se realiza la ducha: “Usar agua muy caliente o jabones agresivos puede dañar la barrera cutánea, ya sea de día o de noche”.
Sin embargo, aclara que ducharse dos veces al día puede ser excesivo para algunas pieles sensibles. “Si no haces deporte ni te expones a suciedad, una sola ducha diaria es más que suficiente. La clave es mantener una higiene equilibrada sin resecar la piel”, añade.
¿Entonces, cuál es mejor? Depende de tu rutina
No hay una única respuesta correcta. La elección entre ducha matutina o nocturna depende en gran parte del estilo de vida, el tipo de trabajo y las necesidades personales. Por ejemplo:
- Mañana: recomendable si necesitas energía, concentración y arranque rápido.
- Noche: ideal para mejorar el sueño, relajarte y eliminar impurezas del día.
En algunas personas, alternar ambos momentos también puede ser útil. Ducharte por la mañana con agua fresca para activar el cuerpo y tomar una ducha rápida por la noche después del gimnasio o de una jornada calurosa puede ser una combinación ganadora.
Escucha a tu cuerpo
Más allá de la ciencia, lo importante es adaptar tus hábitos a lo que te hace sentir bien física y mentalmente. Tanto la ducha matutina como la nocturna ofrecen beneficios respaldados por la investigación. Lo clave es mantener una rutina saludable, sin obsesionarse con lo “correcto” o “incorrecto”.