Hoy, lunes 10 de noviembre, el calendario litúrgico católico recuerda a varios santos y beatos, entre los cuales sobresalen dos figuras especialmente veneradas: San León Magno, papa y doctor de la Iglesia, y San Andrés Avelino, sacerdote teatino.
San León Magno: un pontífice decisivo en el siglo V
San León Magno, también conocido como León I, gobernó la Iglesia entre los años 440 y 461. Nacido en la región de Toscana, Italia, se destacó por su inteligencia, su espíritu diplomático y su profunda fe. Antes de ser elegido Papa, desempeñó importantes funciones como secretario de los pontífices Celestino I y Sixto III, además de realizar misiones en la Galia.
Durante su pontificado, San León Magno tuvo que afrontar una de las etapas más complicadas de la historia: la caída del Imperio Romano de Occidente, las invasiones bárbaras y diversas herejías que ponían en riesgo la unidad de la fe cristiana. Entre sus grandes aportaciones destaca su célebre Carta Dogmática al Concilio de Calcedonia (451), donde defendió la doctrina de la doble naturaleza de Cristo: plenamente Dios y plenamente hombre.
Otro de los episodios más recordados de su vida fue su encuentro con Atila, el rey de los hunos, a quien logró convencer para que no invadiera Roma. Este acto de valentía y diplomacia consolidó su figura como líder espiritual y defensor de la paz.
Murió el 10 de noviembre del año 461, y su legado le valió el título de “Magno” (el Grande). Su figura sigue siendo ejemplo de sabiduría, fortaleza y compromiso con la verdad. Es considerado patrono de los defensores de la fe y símbolo de autoridad moral en tiempos de crisis.
San Andrés Avelino: una vida de reforma y entrega
Aunque el santo más conocido del día es San León Magno, también se conmemora a San Andrés Avelino, un sacerdote de origen italiano cuya vida estuvo marcada por la conversión y la fidelidad a su vocación.
Nació en Castronuovo, Basilicata, en el año 1521, con el nombre de Lancellotto Avelino. Estudió humanidades y derecho, pero tras cometer un error profesional que lo llevó a mentir en defensa de un sacerdote, decidió cambiar radicalmente su vida. Abandonó su carrera jurídica e ingresó en la Orden de los Clérigos Regulares, conocidos como los Teatinos, en Nápoles.
Como religioso, San Andrés Avelino se distinguió por su austeridad, su espíritu reformador y su entrega a la oración. Fue maestro de novicios y dedicó gran parte de su vida a restaurar la disciplina en distintas comunidades religiosas. Su ejemplo inspiró a muchos a vivir con mayor coherencia y humildad.
Falleció el 10 de noviembre de 1608, mientras celebraba la Eucaristía, un hecho considerado símbolo de su completa entrega a Dios. Fue canonizado en 1712 por el papa Clemente XI, y es venerado como patrono de los sacerdotes y de quienes buscan la perseverancia en la fe.
Una celebración con mensaje actual
El santoral de hoy nos recuerda dos ejemplos distintos pero complementarios de santidad:
- San León Magno, un líder que unió firmeza doctrinal con compasión pastoral.
- San Andrés Avelino, un hombre que demostró que la conversión y el cambio de vida siempre son posibles.
Ambos reflejan valores universales: la fidelidad, la honestidad, la responsabilidad y la vocación de servicio. En un mundo en constante transformación, sus vidas nos inspiran a actuar con coherencia y a no perder la esperanza ante los desafíos.
Otros santos que se conmemoran el 10 de noviembre
Además de estos dos grandes referentes, el santoral de hoy incluye a otros santos y beatos: San Baudolino de Alessandria, San Demetrio de Antioquía, San Justo de Canterbury, San Orestes de Tiana, San Probo de Rávena y el Beato Acisclo Pina Piazuelo, entre otros. Cada uno de ellos, desde su contexto histórico, contribuyó al testimonio de fe que la Iglesia celebra día a día.