En el inmenso océano de contenidos que ofrece Netflix, a veces se ocultan verdaderas joyas que pasan desapercibidas. Maya y los tres es una de ellas. Esta serie de fantasía, dirigida por el aclamado animador Jorge R. Gutiérrez y protagonizada por la voz de Zoe Saldana, es una obra que brilla con luz propia. Y, sin embargo, pocos han oído hablar de ella.
Maya y los tres es una miniserie animada que se estrenó en 2021 y que combina la estética vibrante de las culturas mesoamericanas con una narrativa épica al más puro estilo de la fantasía clásica. Con tan solo nueve episodios, logra lo que muchas series no consiguen en varias temporadas: emocionar, entretener y dejar huella.
Una heroína con corazón de fuego
La protagonista de Maya y los tres es una princesa guerrera, hija del reino de Teca, que se ve arrastrada por una profecía ancestral. El destino del mundo está en sus manos. Para salvarlo, debe enfrentarse a los dioses del inframundo. Con valentía, humor y ternura, Maya se convierte en un símbolo de resistencia y esperanza, en una figura que recuerda a las grandes heroínas de la literatura épica, pero con raíces profundamente latinoamericanas.
La voz de Zoe Saldana, cargada de fuerza y calidez, aporta a Maya una humanidad que atraviesa la pantalla. Su interpretación es uno de los pilares emocionales de Maya y los tres, una serie que no teme tocar temas complejos como el sacrificio, la pérdida o el poder del legado cultural.
Un universo mitológico fascinante en ‘Maya y los tres’
Uno de los grandes aciertos de Maya y los tres es su universo visual y simbólico. Jorge R. Gutiérrez —conocido también por El libro de la vida— construye un mundo inspirado en las mitologías azteca, maya e inca, con una riqueza estética que deslumbra en cada fotograma. Los escenarios son templos flotantes, selvas místicas y ciudades sagradas; los personajes, guerreros jaguar, hechiceros emplumados y dioses imponentes.
En Maya y los tres, cada elemento tiene un trasfondo cultural. Desde los peinados hasta los rituales, pasando por los colores y las máscaras, todo remite a una cosmogonía que rara vez se representa con tanto respeto y esplendor en una producción internacional. Esta fidelidad simbólica convierte a la serie en un homenaje animado a las civilizaciones originarias de América.
Una animación que rompe moldes
Si algo define a Maya y los tres, más allá de su historia, es su apuesta visual. No se trata solo de una serie de fantasía, sino de una declaración de intenciones estética. La animación bebe de estilos diversos —desde el muralismo mexicano hasta el arte callejero contemporáneo— para componer un lenguaje propio, poderoso y emotivo.
Cada episodio de esta serie de Netflix es una explosión de color y movimiento. Las batallas se narran como danzas mitológicas. Las transiciones son obras de arte en sí mismas. Y los detalles —como la música y los sonidos— están cuidados con una precisión artesanal. El resultado es una experiencia sensorial que trasciende la pantalla.