¿Quién puede hacer cine hoy en España? ¿Acaso es un oficio reservado a unos pocos privilegiados? La falta de financiación estable, la burocracia y la limitada distribución que enfrentan muchas producciones nacionales provocan que ejercer este oficio sea un verdadero milagro. Por suerte, algunos se resisten a tirar la toalla… Las escuelas de cine y los programas de apoyo son los verdaderos artífices del milagro del cine independiente español.
Desde su creación, La Incubadora de la ECAM ha impulsado 35 proyectos, muchos de los cuales han trascendido nuestras fronteras y recogido prestigiosos galardones. Las películas nacidas del programa acumulan 38 nominaciones a los Premios Goya y nueve galardones, entre ellos los de Cinco lobitos, Ane, O corno o 20.000 especies de abejas. Además, han brillado en festivales como la Berlinale, Toronto, Locarno, San Sebastián o Visions du Réel, y títulos como El Páramo han llegado a plataformas globales como Netflix.
Con una nueva hornada de cineastas decididas a contar historias valientes desde los márgenes, esta octava edición promete consolidar ese legado. Las películas están aún por llegar, pero su semilla ya ha empezado a crecer.
La Incubadora, el programa de desarrollo de proyectos cinematográficos impulsado por ECAM Industria, es uno de los espacios clave para el cine independiente español. Con una cuidada selección de cinco proyectos liderados por mujeres cineastas, esta octava edición no solo reafirma su apuesta por la diversidad de voces y géneros, sino que subraya el papel transformador del programa en el impulso de una nueva generación de directoras y productoras.
Por fin comienza a ser más que visible que la mujer cineasta siempre ha tenido mucho que contar. Un total de 55 mujeres han dirigido, escrito o guionizado los proyectos a lo largo de estas ocho ediciones de La Incubadora de la ECAM, con especial mención a la última, donde han desarrollado sus propuestas once mujeres. En total, veinte féminas han sido mentoras a lo largo de las ocho convocatorias.
Pero ¿cómo surge la oportunidad para estas directoras principiantes? Con ayudas de 10.000 euros por proyecto y una intensa agenda de formación y asesoría, la Incubadora de la ECAM ofrece la posibilidad de desarrollar sus proyectos de largometrajes a productores, directores y guionistas emergentes residentes en España a través de mentorías, workshops y financiación, tanto debutantes como con una primera o segunda obra ya a sus espaldas.
Un espacio que, como señala Rafael Alberola, responsable de ECAM Industria, busca “formar a la siguiente generación de productores de este país” y dotarlos de herramientas, medios y contactos para que puedan establecerse y hacer de su negocio algo “sostenible”, más allá de su paso por la Incubadora. Esta incubadora tiene tanta fama que incluso “el simple hecho de participar en ella ya hace que cientos de agentes se interesen automáticamente por los proyectos, incluso por los que han quedado preseleccionados”, asegura Alberola.
Proyectos seleccionados: entre la intimidad y el desgarro
Y no es para menos: todo un lujo tener como mentores a profesionales de referencia del cine español contemporáneo como Carlos Marqués-Marcet (Polvo Serán), Valérie Delpierre (Los Destellos), Marisa Fernández Armenteros (Un Amor), Belén Funes (Los Tortuga), Luis Ferrón (Tardes de soledad), Celia Rico (La buena letra) o Álex Lafuente (Los Aitas), entre otros.
Los cinco títulos elegidos este año exploran temas como la amistad en la infancia, la salud mental, la identidad femenina, el trauma o la destrucción amorosa, desde un enfoque autoral y personal. BAI BAI, de Alba Esquinas, producida por Alejandro González (Mubox Studio), nos traslada a la Murcia de 2011. Ana, una niña de doce años, afronta su primer viaje escolar a Madrid, una experiencia que marcará su entrada abrupta en el mundo adulto.
“Hacer crecer la historia”
Anna Martí Domingo y Laura Santos Martí son las creadoras de Cara de santa, que será producida por Nocturna Pictures, Allegra Films. La historia gira en torno a Dolores, una mujer que, tras un acto de violencia inesperado, desafía los límites sociales y familiares que definen su identidad como madre, esposa y mujer. Las directoras y guionistas aseguran que “recibir las mentorías y los feedbacks de las compañeras” les está permitiendo “hacer crecer la historia”, mientras que les está siendo “muy útil para empezar a visualizar la película dentro de la industria; detectar los puntos fuertes que tiene el proyecto, definir los pasos a seguir y afinar la película en todos los aspectos”.
En El dilema de las anguilas, Elena Molina y la productora Montse Pujol (Boogaloo Films) retratan la historia de cuatro chicas que coinciden en un piso de acogida en Barcelona. Por primera vez con un espacio propio, luchan por conservarlo y no regresar al desarraigo. “Lo que tiene esta incubadora es que trabaja de manera muy 360 y eso afecta directamente al guion”, asegura, “porque ahora estamos pensando el proyecto desde muchos ángulos”. Elena reconoce como un trabajo muy “enriquecedor” estar aprendiendo en las mentorías de profesionales como Belén Funes en el guión y Alex Lafuente en el guion de producción.
El gran desgarro, de Rai María, con producción de Cristina Hergueta (Garde), mezcla realismo y delirio cósmico en el retrato de Lorena, una escritora bloqueada y acosada por una fecha límite… y por la predicción apocalíptica de su hermano. Por otro lado, “aprender a comunicar el proyecto de una forma clara y precisa”, es algo que está aportando la Incubadora a Carmen Jiménez, directora de Respirando fuego, producida por David González Marcelo y Tatiana Villacob (La Filmadora), que ofrece una intensa historia de dependencia emocional entre Berta, una joven estudiante de cocina, y Daniela, una chef carismática y peligrosa. En este sentido, Carmen añade que le ayuda mucho a pensar: “Cuando esta película salga, ¿para quién va a ser? ¿Dónde se va a ver? ¿Irá a algún festival? ¿Cómo se va a hablar de ella?”.
Como punto extra, casi todas las participantes en esta edición apuntan que la convivencia con el resto de compañeras es de lo mejor que están viviendo, ya que hay un acompañamiento y un apoyo entre ellas que “tiene muchísimo valor”, creando el germen de una generación de cineastas con “fuertes lazos” de unión y solidaridad.