Entre los muchos castillos que pueblan la geografía española, algunos permanecen aún como joyas escondidas, a salvo del turismo masivo. Es el caso del castillo de Xátiva, una imponente fortaleza situada en lo alto de la sierra Vernisa, en la comarca valenciana de La Costera. Aunque su silueta domina el paisaje y su historia se remonta al siglo IV a.C., el castillo de Xátiva sigue siendo un enclave poco transitado, pese a estar declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Un castillo doble que abarca siglos de historia
Lo que convierte al castillo de Xátiva en una construcción singular es su estructura doble: dos castillos distintos —el Menor y el Mayor— unidos por una misma muralla. El castillo de Xátiva menor, ubicado en la parte oriental del cerro, tiene origen íbero y fue posteriormente fortificado por los romanos, quienes encontraron en este lugar una posición privilegiada para controlar el paso del interior peninsular hacia la costa mediterránea.
Aunque su estado es más ruinoso, el castillo de Xátiva menor conserva tramos originales de muralla y ofrece unas vistas espectaculares al valle de Bixquert. Caminar entre sus restos es como adentrarse en una cápsula del tiempo que permite comprender la importancia estratégica del enclave desde la antigüedad.
Con la llegada de los musulmanes y, más tarde, tras la conquista de Jaime I de Aragón en 1244, el castillo de Xátiva se amplió por la parte más alta del cerro, dando lugar al Castillo Mayor. Esta parte está mucho mejor conservada y se puede recorrer prácticamente en su totalidad. Entre sus murallas se encuentran torres defensivas, patios, aljibes y estancias históricas que fueron clave para la Corona de Aragón.
Durante siglos, el castillo de Xátiva fue una fortaleza fronteriza vital entre Castilla y el Reino de Valencia. Además, se utilizó como prisión de Estado. Figuras ilustres como el infante Fernando de la Cerda o Jaime IV de Mallorca pasaron por sus mazmorras, lo que da idea del peso político del lugar.
El castigo de Felipe V y el orgullo setabense
Uno de los episodios más dolorosos de la historia del castillo de Xátiva tuvo lugar durante la Guerra de Sucesión. En 1707, la ciudad apoyó al Archiduque Carlos y, tras la victoria borbónica, Felipe V ordenó su quema y eliminación de los mapas. Como acto simbólico de rebeldía, en el Museo de l’Almodí se expone un retrato del rey colgado boca abajo. Un detalle que da cuenta del carácter resistente de los setabenses y del valor simbólico que aún conserva el castillo de Xátiva.
Visita libre y panorámicas de otro mundo
Una de las ventajas más destacadas del castillo de Xátiva es que el recorrido puede hacerse libremente, sin itinerarios fijos ni zonas restringidas. Los visitantes pueden explorar a su ritmo, detenerse en cada torre o muralla. Y disfrutar de las vistas panorámicas que ofrece este enclave. Desde lo alto del castillo de Xátiva, se pueden divisar los campos de cultivo, las montañas del interior valenciano y, en días despejados, el mar Mediterráneo.
La subida al castillo de Xátiva puede realizarse a pie, en coche o en autobús turístico. La caminata desde el centro de la ciudad dura unos 50 minutos y se convierte en parte de la experiencia gracias al sendero serpenteante que revela, poco a poco, la grandeza de la fortaleza.