Cuando se trata de servir, la dedicación y la entrega siempre encuentran su recompensa, de una manera u otra. Así lo ve Ana Isabel Candamil, quien en 2016, se convirtió en la primera mujer Cabo Mayor de la Armada española.
Con amplia experiencia internacional, y numerosos reconocimientos, ahora asesora a la marinería y al mando de la Armada, así como supervisa la calidad de vida de la marinería. Su compromiso con las nuevas generaciones es máximo.
La historia de Ana Isabel Candamil Álvarez
Ana Isabel Candamil Álvarez nació en Ferrol, A Coruña, en 1974. Tiene familiares que también han pasado por la Armada, así como amigos suyos.
Con esa información de primera mano que le llegaba, y al crecer en una ciudad ligada a la institución, su interés en ella siempre estaba latente.
Cumplidos los 2o años, el 1 de septiembre de 1994, consiguió por fin ingresar en la Armada. No tenía mucho conocimiento sobre las especialidades ofrecidas. Tras su primera toma de contacto, en la Escuela de Especialidades de la Estación Naval de la Graña (ESENGRA), se decantó por Hostelería y Alimentación.
Allí recibió una formación que consideró algo “escasa”, como confesó a la Revista Española de Defensa. No obstante, enseguida fue destinada a la fragata Extremadura. Allí estuvo destinada en la cocina, lugar donde obtuvo su primera Cruz al Mérito Naval por su “esfuerzo y trabajo diario”.
Ya finalizada esta experiencia, obtuvo el curso de cabo y terminó haciendo labores de repostería en la fragata Victoria. De ahí, realizó el curso de cabo primero, para acabar en despensa del transporte de ataque Aragón.
A este buque no le quedaba demasiada vida, así que llegada esta a término, pasó al buque de desembarco Pizarro. Finalmente, pasó varios años en el buque de asalto anfibio Galicia, desde 2010 hasta 2015.
Rompiendo olas y barreras: la primera mujer Cabo Mayor de la Armada
Entonces, en abril de 2016, Ana Isabel se convirtió en la primera mujer de la Armada en ascender a Cabo Mayor.
Para ella, el logro fue “muy gratificante”, a la par que “normal ver que las mujeres ocupan todo tipo de puestos y cargos”. Su esperanza es “ser la primera de muchas otras que vendrán después”.
En todo este tipo, ha participado en nueve operaciones en el exterior: en la antigua Yugoslavia, en los Balcanes, en Oriente Medio, en el Océano Índico… Desde su ingreso en 1994, ha participado además en ejercicios e instrucciones nacionales.
Una de las más duras fue la Operación Atalanta, según dice, la del Índico contra la piratería a bordo del Galicia. Escasez de personal, muchas horas de trabajo, las condiciones de vida los habitantes de las zonas donde atracaban… No obstante, está muy agradecida a todos sus compañeros y superiores, con los que siempre ha tenido un gran trato.
Entre sus reconocimientos, posee cinco Cruces al Mérito Naval. También luce la Cruz de Bronce a la Constancia en el Servicio, la medalla de la OTAN y la de la Unión Europea Occidental (UEO).
Por legislación y por Escala, Ana Isabel no puede ascender a empleos superiores. Pero sigue comprometida como el primer día, aportando su experiencia y conocimiento “con la mayor eficacia posible”, sea cual sea su destino.
A las jóvenes con inquietudes en alta mar, Candamil les deja un mensaje: “La Armada es una gran oportunidad para crecer profesionalmente en cualquiera de las escalas en las que se desee ingresar, para obtener una experiencia vital”.