La F1 Academy se ha convertido en uno de los proyectos más relevantes del automovilismo actual. Creada en 2023 con el respaldo directo de la Fórmula 1, esta categoría tiene como objetivo fomentar la presencia femenina en las competiciones de monoplazas y allanar el camino hacia categorías superiores como la F3, F2 e incluso la F1. Sin embargo, como ocurre en todo el deporte de motor, el talento no lo es todo: participar también tiene un coste económico considerable. Y uno de los aspectos clave es, precisamente, el precio de los coches.
Un monoplaza de alto rendimiento
Los vehículos utilizados en la F1 Academy son monoplazas de Fórmula 4, específicamente el modelo Tatuus F4-T421, el mismo que se emplea en otros campeonatos F4 certificados por la FIA. Este coche representa la primera toma de contacto seria con la competición para muchas pilotos, pero está lejos de ser un vehículo sencillo.
El Tatuus F4-T421 está equipado con un motor turbo de 1.4 litros desarrollado por Abarth, capaz de entregar hasta 174 caballos de potencia. A eso se suman todos los estándares de seguridad exigidos por la FIA: estructura monocasco de fibra de carbono, el sistema de protección halo, cinturones de seguridad de seis puntos, sistema HANS y protección antivuelco. También monta neumáticos Pirelli y un sistema de telemetría profesional, lo que lo convierte en un monoplaza tecnológicamente avanzado y apto para la formación de futuras profesionales.

Por eso mismo, el valor estimado de un monoplaza completo de F1 Academy, incluyendo chasis, motor, sistema de seguridad y equipamiento necesario, se sitúa en torno a los 300.000 euros. Esta cifra es comparable a la de un coche de competición de nivel intermedio, aunque considerablemente inferior a los vehículos utilizados en categorías como la F3 o la F2, donde los costes pueden superar el millón de euros.
El modelo de financiación: ¿quién paga qué?
Uno de los pilares de la F1 Academy es reducir las barreras económicas de entrada para las pilotos. Por eso, la propia organización —bajo la dirección de Susie Wolff desde 2024— subvenciona alrededor de la mitad del coste de cada coche. Es decir, unos 150.000 euros por participante son cubiertos por la Fórmula 1 y sus socios.
Gracias a este apoyo, el coste directo que debe aportar cada piloto ha quedado reducido a 100.000 euros por temporada, una cifra muy por debajo de lo que suele ser habitual incluso en campeonatos junior. En 2023, el primer año de vida de la categoría, ese coste fue de 150.000 euros, por lo que la rebaja representa un paso significativo para abrir el deporte a más talento joven.
El resto del presupuesto, en la mayoría de los casos, lo cubren los equipos, patrocinadores privados o federaciones nacionales que apoyan a sus pilotos en formación.
Una alternativa accesible dentro del automovilismo
Si bien 100.000 euros siguen siendo una cifra elevada para la mayoría de familias, en el contexto del automovilismo profesional es relativamente bajo. En comparación:
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Una temporada completa de Fórmula 3 puede costar entre 750.000 y 1 millón de euros.
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Participar en Fórmula 2 supera habitualmente el 1,5 millones de euros por año.
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Y llegar a la Fórmula 1, con sus presupuestos multimillonarios, es aún menos alcanzable sin grandes apoyos.
La F1 Academy, por tanto, representa un escalón intermedio que no solo permite competir a un alto nivel, sino también ganar visibilidad y experiencia en circuitos internacionales compartiendo fines de semana con la F1, como ocurre desde 2024. Además, sirve para dar a conocer a grandes nombres de futuro del automovilismo, por ejemplo el de Maya Weug, la actual líder del certamen, una hispano-neerlandesa que tiene el apoyo de Ferrari y tras las tres primeras pruebas manda en la general. Eso sí, este fin de semana tendrá la obligación de defenderlo en Canadá, algo muy complicado por culpa del acoso de Dorianne Pin , entre otras, que solo está un punto por detrás de ella.
