Paula Badosa lo ha pasado muy este año por culpa de las lesiones. Aunque realmente lleva tiempo sufrimiento lo mismo por culpa de una dolencia crónica en la espalda que poco a poco le está obligando a asumir que su carrera va a estar marcada por ella. Aunque pese a la gravedad de lo que sufre, se ha acostumbrado y tiene tanto amor por el tenis que va a aguantar todo lo que pueda y más. Pero eso no quita que en cada partido en el que salte a la pista exista la posibilidad de que se le reproduzcan los problemas, como hemos podido comprobar a lo grande este año, que apuntaba a ser uno de los mejores de su carrera.
Después de comenzar pisando las semifinales del Open de Australia y volviendo al top ten de la WTA, en medio de la temporada de pista rápida, volvieron los problemas. Y lo hicieron con más intensidad que antes. Cuando se encontró de bruces con ellos hace dos años, Badosa sufría dolores muy fuertes a la hora de jugar y entrenar, sin embargo, esta vez, además de en la pista afectaban también a su vida normal, impidiéndole casi el levantarse de la cama, lo que afectó de lleno a su gira de tierra batida.
Poco a poco y a base de tratamientos muy agresivos consiguió salir del bache, aún con el miedo de que en cualquier momento el dolor podía volver. Así llegó a Roland Garros, donde Daria Kasatkina la mandó de vuelta a casa tras un partido agónico. A París llegó con poco rodaje y lo pagó. Pero ahora tiene una nueva oportunidad con el cambio de superficie, pues ha empezado a lo grande en hierba.
El WTA 500 de Berlín, una gran oportunidad
La de Begur no tiene unos resultados muy destacados en hierba, pero si que se adapta bien a ella por su estilo de juego. El gran objetivo de estas semanas es sin duda alguna Wimbledon, que arranca el próximo 30 de junio en Londres. En el tercer Grand Slam del año su mejor resultado son los octavos de final, a los que ha llegado en tres ocasiones, las última el año pasado, y esta vez quiere más. Para coger el tono antes de llegar al All England Tennis Club esta semana está jugando el WTA 500 de Berlín, un evento en el que no podemos dejarnos engañar por la categoría, pues están todas las grandes del circuito salvo Iga Swiatek.
La española es la octava favorita, pero tiene un camino de espinas. Conseguir un buen resultado suena a quimera, pero la realidad es que también le puede venir muy bien para coger ritmo competitivo. En su estreno este lunes arrasó a Eva Lys en dos sets, pero lo duro empieza en octavos.
La estadounidense Emma Navarro, novena favorita, será su rival en un duelo donde se juegan la 9ª posición en el ranking. Y en caso de ganar, subirá aún más el nivel. Enfrente podría estar Coco Gauff, reciente campeona de Roland Garros, o Daria Kasátkina, su verdugo en París. En semifinales la lógica apunta a Madison Keys o Diana Shnaider como potenciales rivales, mientras que al menos evita hasta la gran final a la gran favorita, la número 1 del mundo, Aryna Sabalenka.