De Ford a la Coca-Cola: el acero y aluminio español en la vida de los estadounidenses

Los aranceles de Trump pueden encarecer los productos finales que se venden en Estados Unidos pero que están fabricados con los metales españoles. Están en juego 480 millones de euros en exportaciones desde España de acero y aluminio

Cuando pensábamos que Donald Trump había relajado sus ansias arancelarias -alertado ante una posible recesión en Estados Unidos- redobla su apuesta y lanza un nuevo ultimátum: aranceles del 50% al acero y aluminio aplicables hoy miércoles, 4 de junio. De nuevo el tic tac del reloj para países exportadores de todo el mundo, para las empresas extranjeras pero también para las nacionales americanas que dependen de esos materiales para sus propias industrias.

En el caso español, están en juego 480 millones de euros, lo que representa el 3,3% del total de exportaciones siderúrgicas del país. Son muchas las empresas afectadas por una decisión unilateral como esta, pero destacan por su volumen de envíos Acerinox, especializada en fabricación de acero inoxidable. Su impacto sería menor porque posee una planta en Kentucky y podría esquivar de alguna manera parte de los aranceles. El caso de ArcelorMittal, que cotiza en el Ibex también, es mucho más delicado porque exporta desde España por un valor superior a los 6.000 millones de euros anuales. También destacan otras compañías como el grupo industrial Celsa Group, Aluminios Cortizo, una empresa gallega, Aludium Transformación de Productos, Befesa Aluminio o Alueuropa, todas ellas con presencia en el país.

El efecto de los aranceles también varía según la región. Cataluña sería la más perjudicada con 427 empresas que exportan acero y aluminio y un impacto estimado de 279 millones de euros. Le sigue por importancia Galicia, con más de 80 empresas que exportan estos metales y cuyas ventas alcanzaron en 2023 los 42,5 millones de euros.

Y aunque no hay datos sobre cómo podría afectar al empleo, la OCDE ya ha rebajado sus previsiones de crecimiento para la economía española debido al impacto de la guerra comercial. En lugar de un 2,6%, en su informe semestral recorta dos décimas hasta el 2,4% en 2025 y hasta el 1,9% en 2026.

Parecen dos materiales abstractos pero el acero y aluminio español viajan a Estados Unidos para convertirse en productos muy variados y necesarios. Por ejemplo, España suministra aluminio para el sector de la automoción, para marcas como Ford o General Motors con el que fabrican sus carrocería, también están hechas de aluminio las llantas forjadas de empresas como Howmet Aerospace o los sistemas e escape y las piezas del chasis.

El acero es también fundamental para la construcción, de rascacielos, por ejemplo, pero también imprescindible para otras infraestructuras como puentes o carreteras.

Los aranceles de Trump pueden aumentar los precios de productos tan americanos como la Coca-Cola o la cerveza Budweiser puesto que el aluminio se utiliza para el envasado y también bandejas y otros envases de aluminio reciclable para la comida precocinada, por ejemplo.

Pero el aluminio y el acero español también se convierten en ventanas y marcos que podrían encarecerse, puertas metálicas, persianas, soportes de techos e incluso en la aeronáutica, como componentes estructurales de aviones fabricados por Boeing. Si nos metemos en una cocina estadounidense, quizás haya aluminio español en la nevera, en el horno o en el microondas, o en sus bicicletas y equipos de ginmasio. Hasta en los palos de golf que pueda vender Walmart. Así que de nuevo, las políticas comerciales de Trump se pueden volver contra sí mismo, con una infinidad de productos estadounidenses que necesitan del acero y el aluminio extranjero para poder desarrollarse y que si se encarecen con los aranceles, también inevitablemente se encarecerá el producto final. Y será el estadounidense medio el que acabe pagando de su bolsillo las ocurrencias de su presidente.

Por su parte, la Comisión Europea considera que este gesto “socava los esfuerzos en curso para alcanzar una solución negociada” de la anterior imposición, y amenaza con “represalias”. “Lamentamos profundamente el aumento anunciado de los aranceles estadounidenses a las importaciones de acero del 25% al 50%. Esta decisión añade más incertidumbre a la economía mundial y aumenta los costes para los consumidores y las empresas a ambos lados del Atlántico”, dicen desde la Comisión. Nadie sale ganando.