ANDALUCÍA

El pueblo de Almería que parece una isla griega y aún conserva su esencia marinera

La costa de Almería tiene muchos tesoros por descubrir, y hay algunos que solo con estar allí nos hacen sentir que estamos en una isla griega

El pueblo costero de Agua Amarga, en Almería
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En pleno corazón del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, entre acantilados volcánicos y playas cristalinas, se esconde Agua Amarga, un pequeño pueblo que podría confundirse con una aldea del Marc Egeo. Casas encaladas, buganvillas que se dejan notar y una playa urbana de aguas transparentes conforman la postal perfecta de este enclave costero que, a pesar del paso del tiempo, ha sabido conservar intacto su carácter marinero.

Agua Amarga no solo seduce por su estética mediterránea; también lo hace por su serenidad. Aquí, el bullicio veraniego se diluye en la brisa del mar y el ritmo de vida invita a desconectar. Sus calles estrechas y blancas, su plaza animada y su ambiente acogedor hacen que cada paseo sea una experiencia sensorial, con el olor del mar y el sonido de las olas como compañía constante.

Naturaleza intacta y calas escondidas

Uno de los mayores encantos de Agua Amarga es su entorno. Desde el pueblo, pueden emprenderse rutas hacia calas solitarias como la Cala de Enmedio o la Cala del Plomo, auténticos tesoros naturales donde el tiempo parece detenerse. La primera solo es accesible a pie, lo que la convierte en una escapada ideal para quienes buscan silencio y belleza en estado puro. La segunda, más amplia, se puede alcanzar en coche por un camino de tierra, y ofrece una experiencia igualmente memorable, con aguas turquesas y paisajes de película.

Quienes prefieran una excursión más elevada pueden caminar hasta la torre y el faro de la Mesa Roldán, desde donde se obtienen vistas espectaculares del litoral almeriense. En cada ruta, el contraste entre el azul intenso del mar y los tonos ocres del paisaje volcánico recuerdan que este es un lugar único, donde la naturaleza aún marca el pulso de los días.

El pueblo costero de Agua Amarga, en Almería
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Sabores del mar

La tradición pesquera de Agua Amarga sigue viva, especialmente en su cocina. En sus restaurantes se pueden saborear platos elaborados con productos frescos del mar y de la huerta. Desde pescados del día a la brasa, hasta arroces con matices árabes, pasando por las clásicas migas o el pulpo en su punto justo. Uno de los referentes gastronómicos de la zona es el Asador La Chumbera, un restaurante situado a las afueras del pueblo, donde la calidad del producto y el entorno blanco y vegetal lo convierten en una experiencia imperdible.

Historia minera junto al mar

Pese a su actual tranquilidad, Agua Amarga tiene un pasado ligado a la actividad minera. En uno de sus cerros aún se pueden observar los restos del antiguo cargadero de mineral, testigo de una época en la que los barcos zarpaban con hierro extraído de Lucainena de las Torres. Hoy, este vestigio industrial añade un matiz histórico a la belleza natural del pueblo.

Un paraíso discreto

Lejos del turismo masivo, Agua Amarga ha sabido conservar su esencia. Es un destino ideal tanto para una escapada tranquila como para unas vacaciones activas, con opciones para el senderismo, el buceo o simplemente el descanso frente al mar. Su belleza serena, su ritmo pausado y su encanto auténtico lo convierten en uno de esos lugares que se graban en la memoria.

Aunque forma parte del mapa turístico del Cabo de Gata, Agua Amarga aún mantiene ese equilibrio difícil entre hospitalidad y autenticidad. Y quizá por eso, cuando uno camina por sus calles blancas y ve el mar entre las casas, no puede evitar pensar que ha llegado a una pequeña isla griega sin salir de Almería.

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