Pamela Anderson (58) y Liam Neeson (73) han sorprendido a Hollywood y a medio mundo al dejar entrever que lo suyo va más allá de la promoción de una película. La química entre ambos durante el rodaje de The Naked Gun no solo fue profesional. En las últimas semanas, sus múltiples gestos en público y ciertas declaraciones sutiles han alimentado una narrativa sentimental que se confirma con sonrisas, complicidad y elogios mutuos.
La pareja, que se conoció durante la producción del filme dirigido por Akiva Schaffer y producido por Seth MacFarlane, ha protagonizado alfombras rojas, entrevistas y giras promocionales que dejan poco margen a la duda: se gustan, se entienden, y están construyendo algo más.
El punto de inflexión ocurrió durante la premiere en Londres, cuando Neeson besó a Anderson en la mejilla frente a los medios, y ella respondió con una mirada que no era solo de cortesía. Días después, en el Today Show, ambos bromeaban sobre su conexión, y una escena de juego casi romántico terminó convirtiéndose en viral. En la alfombra roja de Nueva York, llegaron acompañados por sus respectivos hijos adultos, gesto que algunos interpretaron como una presentación formal y simbólica de una relación seria, o al menos prometedora.
Las palabras de Liam Neeson han sido especialmente reveladoras. En entrevistas recientes ha afirmado estar “locamente enamorado de Pamela” y la describe como alguien “sin ego”, con quien puede hablar de todo y reír sin filtros. El actor irlandés, viudo desde hace más de una década, había declarado en 2024 que había abandonado la idea del amor romántico, “hasta que apareció alguien completamente inesperado”. Pamela, por su parte, ha sido más discreta pero igual de elogiosa, describiendo a Neeson como “un caballero en toda regla” y “alguien con una sensibilidad muy especial”.
Aunque ninguno ha confirmado oficialmente la relación, tampoco la niegan. La cercanía física, las miradas en eventos públicos y detalles como el pan casero que Pamela preparó para Neeson durante una estancia en París han alimentado las sospechas con sabor a certeza. No se trata de un romance mediático ni de una estrategia de marketing, coinciden fuentes cercanas al rodaje. Tampoco parece un simple capricho de rodaje: ambos están en una etapa vital donde la privacidad, el respeto y la autenticidad pesan más que el espectáculo.
La película The Naked Gun, prevista para estrenarse el 1 de agosto, ha servido de escenario para esta inesperada historia. En ella, Neeson interpreta al torpe teniente Drebin, mientras que Anderson da vida a Beth, una aliada tan sensual como absurda. Pero fuera de cámaras, el argumento ha tomado un giro romántico real, lleno de matices que escapan al guion.
El interés que ha despertado esta pareja radica no solo en su popularidad, sino en su contraste. Anderson, figura de culto noventero, activista y autora de un revelador documental autobiográfico, ha recorrido un camino de altibajos públicos y personales.
Neeson, reservado y trágicamente marcado por la muerte de su esposa Natasha Richardson en 2009, se ha mantenido como un referente silencioso de madurez y presencia cinematográfica. Verlos juntos despierta algo más que curiosidad: ofrece una narrativa de segundas oportunidades, de amores sin calendario y de afinidades improbables.