El clásico del siglo XX que nadie ha leído y cambió la historia del thriller

Descubre 'Los fantasmas del sombrerero', la obra maestra olvidada de Georges Simenon que anticipó el thriller psicológico moderno

Obra de Georges Simenon - Cultura
Una imagen simbólica de la obra de Georges Simenon
Artículo14/ DALL·E

Durante décadas, Los fantasmas del sombrerero ha permanecido a la sombra de los grandes títulos del siglo XX. No porque no merezca su lugar, sino porque el canon literario ha sido ciego —o negligente— con ciertos títulos incómodos, oscuros y perturbadores. La obra de Georges Simenon, uno de los autores más prolíficos y respetados del siglo pasado, se esconde bajo la apariencia de novela menor.

Sin embargo, Los fantasmas del sombrerero no solo es un clásico olvidado. Es una pieza clave que transformó el thriller psicológico europeo mucho antes de que el género alcanzara el estatus que hoy conocemos.

Un sombrerero, un cadáver y un silencio que hiela la sangre

Ambientada en La Rochelle, una ciudad costera que aquí se convierte en escenario fantasmal y silencioso, Los fantasmas del sombrerero construye su tensión no a través de la acción trepidante, sino del peso del tiempo, la mirada de los otros y el miedo a ser descubierto.

La historia se centra en Labbé, un sombrerero de prestigio, cuya respetabilidad burguesa oculta un secreto atroz: ha asesinado a múltiples mujeres. Frente a él se encuentra Kachoudas, un sastre extranjero y silencioso, quien descubre la verdad pero opta por callar.

El clásico del siglo XX que nadie ha leído y cambió la historia del thriller
La portada de ‘Los fantasmas del sombrerero’, de Georges Simenon
Tusquets Editores

Desde el primer momento, Los fantasmas del sombrerero se aleja de las tramas de detectives y giros espectaculares. Opta por introducirnos en una atmósfera cargada de sospechas, paranoia y tensión psicológica. Georges Simenon no necesita mostrar la sangre para hacernos temblar. El verdadero terror está en el alma del asesino. En la rutina que se resquebraja. En los silencios que crecen como sombras.

El poder de lo que no se dice

Uno de los aspectos más perturbadores de Los fantasmas del sombrerero es su capacidad para sugerir más que mostrar. El crimen no es el núcleo de la narración, sino el pretexto para sumergirse en la culpa, la represión y la fragilidad del orden social. Georges Simenon, lejos de limitarse a los esquemas del género, descompone la estructura clásica del thriller y la convierte en una exploración de lo humano.

En este sentido, Los fantasmas del sombrerero recuerda a las grandes tragedias psicológicas del siglo XX. La banalidad del mal, la doble moral, el miedo al otro. Kachoudas, el inmigrante, el pobre, el que no encaja, es la única conciencia moral de la historia. Su silencio, más que cobardía, es un gesto trágico de impotencia. Simenon nos lanza así una pregunta incómoda: ¿cuántos horrores ocurren bajo nuestros ojos sin que nadie diga nada?

‘Los fantasmas del sombrerero’ es una joya que anticipó al thriller contemporáneo

Antes de que Patricia Highsmith o Gillian Flynn dieran forma al thriller psicológico moderno, Los fantasmas del sombrerero ya había sembrado sus raíces. La novela, publicada en 1949, es una obra maestra del mal cotidiano, de la amenaza que se esconde bajo la normalidad. A diferencia de otros libros de Simenon protagonizados por el comisario Maigret, este relato camina por los márgenes de lo policiaco para centrarse en el asesino. No como monstruo, sino como vecino.

En Los fantasmas del sombrerero, no hay redención ni castigo ejemplar. Solo un goteo lento de culpa y desmoronamiento. El lector asiste como testigo mudo a una tragedia que avanza sin remedio. Donde cada página se siente como un paso más hacia el abismo. La influencia de esta narrativa se percibe en autores como Pierre Lemaitre, Don Winslow o incluso en algunas obras de Alfred Hitchcock, que supo captar el alma criminal de la cotidianidad con la misma precisión que Simenon.

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