La opa del BBVA a Sabadell atraviesa un momento crítico. Este martes, el Consejo de Ministros tiene previsto comunicar una decisión que podría modificar radicalmente el curso de la operación: endurecerá las condiciones para que la absorción del Banco Sabadell por parte del BBVA pueda llevarse a cabo.
Aunque el Gobierno no pretende vetar directamente la oferta, sí impondrá requisitos más severos que los establecidos por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Especialmente, en lo que afecta a las oficinas, las pymes y la inclusión financiera.
Carlos Torres, presidente del BBVA, ha manifestado su confianza en que la opa del BBVA a Sabadell saldrá adelante. Aunque también ha matizado que un eventual fracaso no supondría un varapalo para el banco. Sin embargo, el Ejecutivo de Pedro Sánchez mantiene sus reservas sobre la operación y está decidido a introducir elementos correctores que limiten su impacto social y económico.
La posición del Gobierno y la presión política
Desde hace semanas, el Gobierno ha venido trasladando su malestar respecto a la opa del BBVA a Sabadell, negando que sus reticencias tengan carácter político. Amparándose en la ley de defensa de la competencia y el interés general, el Ejecutivo quiere asegurarse de que la operación no tenga un coste elevado para la ciudadanía ni para las pequeñas y medianas empresas. Particularmente, en territorios con menos densidad financiera.

Entre las condiciones que impondrá el Gobierno a la opa del BBVA a Sabadell figuran las siguientes:
- Garantías para el acceso al crédito de las pymes
- Preservación de una red amplia de oficinas en zonas rurales y periféricas
- Respeto a la inclusión financiera de los colectivos vulnerables
- Protección del empleo
Sumar, Junts y ERC han exigido con firmeza que se blinden estos aspectos para dar su respaldo.
Por otro lado, la dimensión territorial también complica la opa del BBVA a Sabadell. Aunque en el pasado ERC y Junts tuvieron una relación distante con el Sabadell tras su traslado de sede a Alicante en 2017, ahora han tomado la bandera del rechazo social a la operación. Temen que la fusión reduzca las oportunidades de acceso a financiación para las pymes catalanas y que acentúe la centralización financiera en Madrid.
Incluso el PSC ha mostrado sus reticencias. Antoni Castells, exconsejero de Economía y figura de peso dentro del socialismo catalán, criticó públicamente el apetito expansivo del BBVA. “Ya se quedaron con Caixa Sabadell, Caixa Terrassa y Caixa Manlleu. Ahora quieren más”, ironizó durante un acto reciente.
Temor a la concentración y al recorte de crédito
La opa del BBVA a Sabadell ha sido también objeto de análisis por parte de entidades empresariales y económicas. Foment del Treball ha advertido de que, si la operación se materializa, podrían perderse hasta 70.000 millones de euros en créditos al tejido productivo.
Por su parte, el Cercle d’Economia ha alertado de que la desaparición del Sabadell agravaría la concentración del poder financiero en Madrid, debilitando la presencia bancaria en Barcelona.
El contexto político no ayuda. La decisión del Gobierno llega en plena crisis interna del PSOE por el escándalo que afecta a Santos Cerdán. En este escenario, Sumar ha elevado el tono y ha exigido el mantenimiento íntegro del empleo como condición para apoyar la opa del BBVA a Sabadell. Los sindicatos temen un recorte de más de 10.000 empleos, 3.200 de ellos solo en Cataluña.
Oficinas, empleo y compromisos de cierre

Uno de los aspectos más delicados de la opa del BBVA a Sabadell es el futuro de la red de sucursales. De salir adelante la operación, el BBVA se convertiría en la segunda entidad con más oficinas en España, solo por detrás de CaixaBank. El propio banco ha anunciado ya el cierre de unas 300 oficinas. Eso dejaría la red en unas 2.700 sucursales. Más que las del Santander, pero menos que las de CaixaBank.
En los compromisos alcanzados con la CNMC, el BBVA ya contempla no cerrar oficinas en municipios de menos de 5.000 habitantes, ni en aquellos con rentas bajas o donde no haya competidores próximos. También se ha comprometido a mantener las oficinas especializadas en empresas.
Desde el BBVA defienden que los ahorros en personal solo representarán una parte de las sinergias previstas: 300 millones de los 850 totales. El resto, aseguran, provendrá de la integración tecnológica y de sistemas. Aun así, los temores sobre el empleo persisten, especialmente entre las plantillas de ambas entidades.