En el corazón de la provincia de Teruel, donde la tranquilidad aún supera al bullicio y la naturaleza se impone al turismo de masas, se encuentra Aguaviva, un pequeño municipio de apenas 600 habitantes que conserva uno de los rincones más sorprendentes y desconocidos de Aragón.
A pesar de su belleza y riqueza natural, Aguaviva ha permanecido al margen de los grandes focos turísticos. Sin embargo, es precisamente ahí donde reside su valor. En lo secreto, lo intacto, lo que todavía resiste al olvido.
Aguaviva: un paraíso escondido en el Bajo Aragón
Ubicado en la comarca del Bajo Aragón, Aguaviva ofrece al visitante una combinación perfecta de patrimonio, paisaje y calma. Su principal tesoro natural son las llamadas Pozas de Aguaviva, un conjunto de piscinas naturales esculpidas por el paso del río Bergantes, que atraviesa este enclave aragonés y ha moldeado un paisaje único de cuevas, marmitas y playas fluviales.
Las aguas cristalinas del Bergantes no solo permiten el baño durante los meses de verano. También han sido reconocidas por su altísima calidad y por el excelente estado de conservación del entorno. De hecho, el tramo del río a su paso por Aguaviva está catalogado como Lugar de Interés Comunitario y forma parte del Geoparque del Maestrazgo, una de las grandes joyas naturales del sur de Aragón.
Pero lo que convierte a Aguaviva en un lugar realmente mágico es el puente de Cananillas. Una construcción renacentista del siglo XVII que se alza sobre las pozas y que se asienta, a su vez, sobre los restos de un puente medieval anterior. Esta estructura no solo es un vestigio del pasado, sino el elemento arquitectónico que otorga a las pozas su imagen más icónica. Bañarse en estas aguas, bajo los arcos de piedra centenaria, es una experiencia difícil de olvidar.
El puente de Cananillas formaba parte del antiguo Camino Real que conectaba Tortosa y Morella con Castellote. Fue clave para el comercio y la movilidad en siglos pasados. Aunque fue gravemente dañado por una riada en el año 2000, se restauró en 2009, manteniendo su diseño original y respetando su integración en el paisaje de Aguaviva.
Un pueblo con historia y alma
Más allá del río, Aguaviva cuenta con un interesante patrimonio histórico. Destaca la Iglesia Parroquial de San Lorenzo, de estilo gótico con elementos barrocos. Y las ermitas de Santa Bárbara y San Gregorio. Pero si hay una celebración que pone a Aguaviva en el mapa cultural de Aragón, esa es la de las Alfombras del Santísimo Misterio, que se celebra cada 28 de agosto desde el año 1475.
En esta festividad, los vecinos cubren las calles con alfombras de serrín de colores. Una tradición que ha sido declarada Fiesta de Interés Turístico de Aragón. Este evento, profundamente arraigado en la identidad local, representa el espíritu de Aguaviva. Un pueblo pequeño, pero lleno de vida, historia y costumbres que siguen vivas gracias al empeño de sus habitantes.