Zara ha lanzado una nueva colección cápsula masculina junto a Guitarricadelafuente, y lo ha hecho con la intención de sumar a su universo estético una voz que conecta con la sensibilidad de toda una generación. La colaboración responde a una lógica de producto, pero sobre todo a un gesto estratégico de afinidad cultural. El cantautor castellonense aporta su lenguaje visual y sonoro, a medio camino entre el folk ibérico y el intimismo contemporáneo, a una propuesta que encuentra en la moda otra manera de narrarse.
La colección, disponible desde principios de junio, toma su nombre y espíritu de Spanish Leather, segundo álbum del artista. A partir de ahí, se despliega un armario construido sobre referencias musicales, sensibilidad rural y materiales nobles. Son 24 prendas, más un vinilo de 12 pulgadas, que se alejan del guiño obvio y prefieren lo sutil: pantalones flare de sarga, camisetas gráficas con tipografías populares, camisas de cuadros desvaídos, chalecos de lino, vaqueros de tiro alto. Todo evoca algo familiar, sin caer en el costumbrismo.
Los colores juegan con los matices de la tierra: tabacos, calderos, blancos rotos. En lugar de dictar tendencias, la cápsula propone una atmósfera. El mensaje no está en lo llamativo, sino en lo vivido. Es una colección que podría haber existido hace treinta años, o dentro de veinte. Su fuerza radica en esa atemporalidad quieta.
Algunas camisetas llevan inscritas frases que parecen extraídas de sus letras: “Babieca!”, “Benicassim Folk Star”. En conjunto, la colección funciona como una especie de cancionero visual, una banda sonora silenciosa que se lleva puesta. La estética recuerda al cine de Erice, a la poesía de Gamoneda, a esa melancolía luminosa que se respira al sur del Ebro.
Detrás del proyecto está también la nueva hoja de ruta cultural de Zara. Desde que Marta Ortega asumió el liderazgo creativo del grupo, la firma ha apostado por colaboraciones con un sello más autoral, buscando conexiones emocionales con públicos jóvenes que ya no se conforman con la estética vacía. Más allá de su rostro y su música, en este caso Guitarrica presta su mundo.
La campaña, firmada por el fotógrafo Adrián Ríos, ha sido realizada en escenarios naturales -campos, casas rurales, caminos de tierra- que amplifican esa sensación de autenticidad sin artificio. El resultado es una colección que se siente cercana, real, alejada del escaparate urbano al que Zara suele apuntar. Aquí hay una voluntad clara de volver la vista al interior, geográfico y emocional.
En un momento en que las colaboraciones de moda tienden al ruido y al espectáculo, esta cápsula apuesta por la calma, la sensibilidad y la coherencia estética. La colección no pretende ser viral, sino significativa. Y Guitarricadelafuente, con su voz de madera y polvo, su estética cuidada y su mirada hacia lo pequeño, representa una España contemporánea. Y Zara, con esta colaboración, demuestra que aún puede reinventarse desde lo íntimo, lo local, lo bello.