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Karoline Leavitt, los ‘influencers’ y la teoría de la evolución

Karoline Leavitt tomó la alternativa el martes y proclamó que los influencers, podcasters y derivados tendrán territorio propio en la sala de prensa de la Casa Blanca. La razón, imbatible: “Muchos americanos consumen las noticias de los medios desde muchas plataformas diferentes, especialmente la gente joven. Como la responsable de comunicación más joven, tengo el orgullo de estar abriendo esta sala a todos los nuevos medios para que los mensajes del presidente lleguen al mayor número de americanos posible”.

Trump anunció en noviembre su nombramiento como secretaria de Prensa de la Casa Blanca –la más joven de la Historia–, elogiándola así: “Es inteligente, fuerte y ha demostrado ser una comunicadora altamente efectiva”. Leavitt nació en Atkinson, New Hampshire. Católica devota, de las que creen en Dios de verdad. Trabajó en la heladería de su familia, que le enseñó que nadie da duros a cuatro pesetas y que, sin esfuerzo, no se llega ni al cuarto de baño. Se graduó en una universidad católica e hizo prácticas en Fox News. Fichó por la oficina de prensa de Avenida de Pensilvania, 1.600, durante el primer mandato del magnate. Fue directora de comunicaciones de la republicana Elise Stefanik y portavoz del comité de acción política MAGA Inc. Candidata al Congreso por New Hampshire en 2022, la derrotó un demócrata que se apellida Pappas. Casada, madre de un varón nacido en julio. No se achanta en los debates, donde combate con un estilete y una sonrisa amable.

Como tantos otros de su tribu, Leavitt tiene enfilados a los medios antitrumpistas, a los que considera “enemigos del pueblo” y propagadores de “noticias falsas”. La portavoz de la Casa Blanca sabe que, en el mundo que viene, los blogueros y creadores de contenido, claves en la última victoria de Trump, le están comiendo la tostada a los periodistas canónicos. El personal no se fía de ellos/nosotros –algo habremos hecho, las cosas como son– y recurre a la cómoda burbuja, que refuerza creencias y dopa prejuicios. Según el Pew Research Center, el porcentaje de ciudadanos estadounidenses que confía en la objetividad de los periodistas ha pasado del 62% en 1987 al 38% en la última campaña electoral. Por su parte, un informe de la Escuela de Periodismo Medill de la Universidad de Northwestern reflejaba que, en noviembre de 2023, en EEUU quedan alrededor de 6.000 periódicos, semanales la mayoría; en 2005, había casi 9.000.

Este martes, Leavitt prometió “decir la verdad” en sus comparecencias y demandó a los periodistas que hicieran lo propio. Además, dijo que su equipo restaurará los pases de prensa cancelados a 440 periodistas durante el bidenato: “Esta Casa Blanca cree firmemente en la Primera Enmienda”. Llenará la sala de prensa de afines y de pregoneros virtuales. Los profesionales de la información compartirán ecosistema con una especie diferente, no tan nueva ya, voraz y decidida a pervivir. O nos reinventamos sin renunciar a las esencias del oficio –ir a un sitio, ver lo que sucede, contarlo, contrastarlo, investigarlo, etcétera–, o nos devoran: la teoría de la evolución es implacable.

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