ERC da prioridad al PSC sobre Junts al ver abierto el grifo de la financiación

Esquerra inicia una semana de negociaciones con dos objetivos: obligar al Gobierno a entrar en detalles de la "soberanía fiscal de Cataluña" y verse con Junts para conocer su guion

La secretaria general de ERC, Marta Rovira Kiloycuarto

Después de varios días de preliminares y de terapia de grupo interna con algún sobresalto, ERC comienza esta semana, ahora sí, las negociaciones para decantar la balanza de la investidura en Cataluña. Sabía de sobras Esquerra que tenía margen para pactar la Mesa del Parlament con Junts sin enfadar verdaderamente a nadie (apenas levantó la voz el PSC). No ocurre lo mismo con la elección del presidente de la Generalitat, en manos en estos momentos de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, en primera instancia, y de la militancia republicana después (debe ratificar o rechazar la decisión de la dirección).

El Gobierno, primero a través de la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y luego a través del propio presidente, Pedro Sánchez, ha explicitado en los últimos días su voluntad de ofrecer una “financiación singular” a Cataluña, “el mínimo exigible” para que ERC dé sus votos a Salvador Illa (PSC) para la investidura, según repite una y otra vez la dirigencia republicana.

Explorar la oferta del Gobierno

ERC está decidida a conocer al menos qué hay detrás de esa declaración de intenciones del Gobierno. “Defendemos la financiación singular para Cataluña porque sabemos que necesitamos este primer paso antes de conseguir un referéndum. Primero necesitamos la soberanía fiscal”, reiteran en Esquerra. Nadie imagina exactamente cómo el Gobierno va propiciar semejante salto en el sistema de financiación autonómico a Cataluña porque lo que pide ERC —un modelo a semejanza del concierto vasco— supone tanto como entregar la llave de la caja recaudatoria a la Generalitat.

Lograr algo parecido a eso sería, según los estrategas de Esquerra, un triunfo de gran magnitud, suficiente como para someterlo con ciertas garantías a votación de las bases republicanas, revueltas desde la debacle electoral del partido en las autonómicas del 12 de mayo. Marta Rovira trata de mantener el pulso firme y, sobre todo, de presentar todas las cartas sobre la mesa.

“Se nos dicen muchas cosas desde fuera porque lo que pretenden es presionarnos y que renunciemos a parte de lo que necesita Cataluña. Los otros no tienen la misma valentía ni son tan vanguardistas como nosotros para defenderlo. Porque hay otros que no son capaces de asumir el riesgo que asume ERC a la hora de defender a Cataluña y a su gente a pesar de perder apoyos en contiendas electorales. No podemos ceder a no defender lo que necesita el país y su gente, no podemos ceder a las presiones de fuera”, sostiene Rovira, decidida a tener al menos la oportunidad de verse las caras con el Gobierno para ver qué hay de profundo en la propuesta de financiación singular para Cataluña.

Negociaciones con Junts

En todo caso, Rovira quiere cubrirse las espaldas con conversaciones a más bandas. Esta misma semana no se verá únicamente con dirigentes socialistas, sino que también quiere citarse con los negociaciadores de Junts. Quiere saber la dirección de ERC qué propone exactamente Carles Puigdemont más allá de recibir los votos para convertirse en presidente de la Generalitat (si es que esa es su verdadera intención porque sus números, en realidad, no salen) y quiere saber si lo único que hay detrás de sus maniobras es forzar una repetición electoral.

Las negociaciones de verdad comienzan esta semana. Quedan solo ocho días para la primera sesión de investidura y hay que llegar a la cita con el guion trabajado, sea para escenificar lo que sea.

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