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Leonor: “Tengo sangre asturiana. Y eso no sólo imprime carácter: es un orgullo y una alegría”

La heredera pronuncia su discurso en clave muy personal, en el que realza la unión a Asturias a través de los orígenes de la Reina: desde su afición a los erizos, hasta las historias radiofónicas de su bisabuela

La princesa Leonor, minutos después de recibir el título de Alcaldesa Honoraria de Oviedo efe

Una mañana muy emocionante para la Princesa de Asturias en la mañana previa a los premios que llevan su nombre y se celebrarán el viernes por la tarde. La primogénita de los Reyes ya es Alcaldesa Honoraria de Oviedo, máxima distinción que otorga la ciudad, y ha recibido la medalla de la ciudad en la Universidad.

Dos actos en solitario, primero en el ayuntamiento y después en la emblemática Universidad de la capital. Centenares de personas se han agolpado detrás de las vallas que han marcado el recorrido entre los dos edificios, unos 300 metros que la Princesa ha tardado en recorrer 15 minutos, para poder saludar a las personas que han querido acogerla. Antes de pronunciar sus palabras, los gaiteros han interpretado el himno de España.

Allí, en la biblioteca del edificio, la Heredera ha pronunciado su discurso más personal, repleto de anécdotas de su infancia y que reflejan su conexión a Asturias, después de las palabras del presidente del Principado, Adrián Borbón. También ha destacado la intención de poner en valor la conexión con la comunidad gracias a su familia materna. “Mi familia asturiana es muy asturiana”, ha arrancado sus palabras.

Sus recuerdos de infancia en Asturias

La Princesa ha rememorado los paseos en familia por los bosques de Oriente, y los largos paseos entre carballos y castaños. “Nuestra abuela nos contaba a Sofía y a mí cómo era la Asturias en las que vivió y formó su familia. Disfrutamos mucho con sus historias de la radio de aquella época”, ha recordado, refiriéndose a la abuela de la Reina, Menchu del Val. La propia Doña Letizia, cuando era periodista, se refirió en ocasiones a su infancia, cuando después del colegio iba a hacer los deberes a la radio.

“Recorrí playas preciosas, conocí montes, valles y pueblos increíbles, me aficioné a los oricios (erizos de mar) ante la cara de extrañeza de mi hermana… “, ha continuado antes de afirmar: “Las dos hemos sido muy felices aquí”.

Por esto, no ha dudado en afirmar: “Tengo sangre asturiana. Y eso no sólo imprime carácter: es un orgullo y una alegría”.

El compromiso con los reconocimientos

Ya en clave más institucional, ha destacado el significado que tiene para ella las dos distinciones otorgadas en el día de hoy. “Las recibo con respeto y la certeza de que, como sintió mi padre hace 40 años, significan algo muy importante: el compromiso que adquiero, que me guía y me guiará siempre, para ser merecedora de estos reconocimientos”.

Al igual que Don Felipe, la primera vez que la primogénita del Jefe del Estado participó en los Premios fue a la edad de 15 años, edad en la que pronunció su primer discurso. “No olvidaré el aquel aplauso tan cálido, que fue como un abrazo”, ha señalado. “¡Cómo no voy a sentirme a gusto aquí!”.

La Princesa ha terminado sus palabras con esta declaración de intenciones: “Siempre será la patria querida que dice el himno, la tierra que da nombre al título que me designa como Princesa y, por tanto, servidora de España, y el lugar de origen de mi familia materna”.

El presidente del Principado ha dirigido previamente unas palabras a la Princesa: “Hoy recibiréis un pequeño disco de 20 milímetros de diámetro. Es tan leve que apenas pesa. Sin embargo, acumula una enorme carga histórica: es el símbolo que renueva una relación de siglos entre nuestra tierra y la Corona”.

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