El azar quiso que el hijo de Maritza, la mujer asesinada el domingo en A Coruña, no pudiese reencontrarse con su madre por apenas unas horas. O quizá no fue mala suerte sino que el asesino sabía que en el momento que el hijo de 29 años de la asesinada pisase suelo español y viviesen bajo el mismo techo, el control y el maltrato podrían encontrar resistencia o una respuesta.
En cualquier caso, el joven llegó a la península y en lugar de una cálida bienvenida, abrazos y lágrimas de alegría por la nueva vida que les esperaba juntos, se encontró con que tenía que reconocer el cadáver de su madre.
La idea era labrarse un futuro al lado de su madre
El hijo de Maritza emprendía esta aventura con la idea de prosperar. Vino solo y dejó a sus hijos, hermanos y familia en Perú. Su intención era labrarse un futuro al lado de su madre en A Coruña y, con el tiempo, quién sabe, lo mismo Maritza hubiese terminado acompañada de sus nietos y más hijos. Ese era el plan, pero un asesino decidió su futuro por todos ellos.
El crimen de su madre no solo le rompió el alma sino que trastocó sus planes más inmediatos. Iba a vivir en la casa que compartía el matrimonio, apenas llevaban un mes casados Maritza y su asesino, pero el crimen le ha dejado sin un lugar donde dormir y llorar la muerte de su madre.
La comunidad peruana en Galicia se organiza
Ante esta terrible situación, la comunidad peruana en Galicia se puso en marcha. Crearon un grupo de WhatsApp, comenzaron las llamadas entre las distintas asociaciones y, entre todos, están ayudando en lo que pueden al joven porque, al parecer, las administraciones no se sintieron interpeladas. Incluso se manifestaron el martes en la plaza de As Conchiñas de la ciudad para condenar el asesinato.
Además, se han encargado de varias gestiones, como, por ejemplo, decidir que sea el Gobierno peruano quien se haga cargo del coste de la incineración del cuerpo. Han preferido solicitarlo ante el temor que una recolecta para evitar prácticas fraudulentas, como contó La Opinión de A Coruña.
Originarios de Ilo y una relación a distancia
El hijo de Maritza, a pesar de todo, ha decidido quedarse en España y probar suerte en el lugar en el que la iba a buscar con su madre. Es posible que no supiese nada de los malos tratos. El asesino y su madre eran originarios de Ilo, una ciudad del suroeste de Perú. Estuvieron charlando e intercambiando mensajes un tiempo, hasta que ella decidió, hace alrededor de un año y medio, abandonar Perú y comenzar también una nueva vida en Galicia con el novio que tenía a distancia.
En septiembre del año pasado, Maritza llevaba pocos meses aquí y parece que sufrió una agresión física en algún lugar público porque fueron unos agentes quienes decidieron denunciar el maltrato. Ella no estaba preparada, quizá no confiaba en la policía, ni conocía sus derechos, puede, incluso, que hubiese normalizado la violencia y no se reconociese como víctima.
Se activó el Protocolo Cero
Lo cierto es que se puso en marcha el Protocolo Cero, una herramienta de las fuerzas de seguridad para cuando consideran que una mujer corre peligro, se encuentra en una situación de violencia y no quiere o puede formalizar la denuncia.
Se inició un procedimiento judicial que desembocó en una condenada que se dictó el 27 de mayo pasado y que incluía una orden de alejamiento, que no se llegó a ejecutar. Es decir, a pesar de que el sistema VioGén, sin la colaboración de Maritza, arrojó un resultado de riesgo medio, no estaba en vigor la orden de protección casi nueve meses después.
El martes, dos días después del asesinato, Maritza iba a recibir el NIE, el número de identificación de la población extranjera en España. Todo listo para comenzar una nueva vida aquí que un asesino machista ha truncado.