Los continuos mensajes de odio que han seguido llegando a la cuenta de Instagram de la periodista Cristina Fallarás y su abogada Carla Vall ponen sobre la mesa la necesidad de recordar por qué una cuenta de esas características es un espacio seguro para las mujeres que necesitan desahogarse de forma anónima.

Desahogarse, recordemos, de los episodios de violencia machista en todas sus formas: psicológica, física, económica, institucional, digital, obstétrica o, la más cruel de todas, la violencia vicaria. Un, reitero, desahogo que sale a la luz de forma anónima para compartir experiencias sin temor a represalias o revictimización.
Un espacio seguro sin temor a represalias
Hace meses, cuando se cerró por segunda vez la cuenta de la periodista, hubo multitud de mensajes de apoyo en redes sociales. Estos son algunos ejemplos:
La corresponsal de Radio Televisión Española en Jerusalén, Almudena Ariza: “La de hombres que están cayendo de sus pedestales. Pedestales desde los que han manipulado, humillado, acosado y abusado de mujeres”
Qué agradecida me siento hacia Cristina Fallarás.
La de hombres que están cayendo de sus pedestales. Y la de hombres que están, ahora mismo, con el miedo a caer.
Pedestales desde los que han manipulado, humillado, acosado y abusado de mujeres. #SeAcabó pic.twitter.com/HOEnhNPDg2— Almudena Ariza (@almuariza) October 27, 2024
Esther López Barceló, historiadora y escritora española: “Han vuelto a suspender la cuenta de Instagram de Cristina Fallarás. El lugar seguro en el que las mujeres pueden narrar las violencias machistas padecidas, un espacio de sororidad imprescindible”
Han vuelto a suspender la cuenta de Instagram de Cristina Fallarás. El lugar seguro en el que las mujeres pueden narrar las violencias machistas padecidas, un espacio de sororidad imprescindible. pic.twitter.com/AOuTBKJ46x
— Esther López Barceló ✍️ (@Elba_Celo) April 4, 2025
También hubo reacción de apoyo por parte del activista contra la desinformación digital, Julián Macías Tovar, que decía así: “Acaban de cerrarle la cuenta a Cristina Fallarás en @instagram. Como ya sabéis la labor que hace desde esa cuenta es de gran utilidad pública”
Acaban de cerrarle la cuenta a Cristina Fallarás en @instagram. Como ya sabéis la labor que hace desde esa cuenta es de gran utilidad pública. Difundid para recuperarla lo antes posible.
No es la primera vez que se la cierran, el vídeo es de la última vez que lo hicieron. pic.twitter.com/mZSGtddQCQ— Julián Macías Tovar (@JulianMaciasT) October 26, 2024
De Lorena Fernández, directora de comunicación digital en la Universidad Deusto, en Bilbao: “Patriarcado agresivo, sírvase con libertad. Desde aquí, mi apoyo a Cristina Fallarás. Ya no podrán silenciarnos”
Las normas comunitarias de instagram: Pezón detectado, censura inmediata. Patriarcado agresivo, sírvase con libertad.
Desde aquí, mi apoyo a Cristina Fallarás. Ya no podrán silenciarnos. pic.twitter.com/TrLh6BDODS
— Lorena Fernández Álvarez (@loretahur) October 26, 2024
Una ola de apoyo que no solo visibiliza la solidaridad entre mujeres, sino que también desafía los esquemas tradicionales de poder y masculinidad. Respaldo colectivo que abre la puerta de conversaciones necesarias sobre deconstrucción masculina y a revisar su papel en la perpetuación y el cuestionamiento de esta violencia.
La RAE define “deconstrucción” así: Acción y efecto de deconstruir. Desmontaje de un concepto o de una construcción intelectual por medio de su análisis.
Se trata de un proceso personal, social y cultural en el que los hombres analizan con autocrítica los modelos tradicionales impuestos como masculinidad que han aprendido y, por tanto, reproducido, con el objetivo de transformarlo.
“Te llaman pagafantas, planchabragas, maricón…”
Se le podría llamar nueva masculinidad, pero, lo cierto es que, de nueva no tiene nada. Daniel López Aguilera es socio de AHIGE Andalucía (Asociación de Hombres por la Igualdad de Género) desde hace más de 20 años.
Daniel también opina sobre lo importante que es una cuenta como la de Fallarás: “Pone voz a las personas que no pueden hablar. Son situaciones que no deberían suceder y que están ocurriendo. No siempre es fácil denunciar por los medios judiciales o policiales, y el mero hecho de que tengamos que recurrir a cuentas de este tipo significa que hemos fracasado en lo judicial y en lo social”.
“Gracias a Cristina, se le está poniendo nombre y apellidos a las situaciones de violencia que sufren las mujeres”, aclara. Es esencial y “la sociedad no acompaña, no está a la altura en estos casos”, recalca.
Analizamos la reciente querella interpuesta por parte del rapero granadino Ayax contra la periodista. “¿Será que tiene algo que esconder?” se pregunta Daniel. La respuesta no la sabemos. Lo que sí sabemos es que nunca antes se había desafiado de esta forma un espacio que sirve de altavoz a las víctimas.
“Es muy fuerte que tú estes recibiendo un acoso, en situación de violencia o acoso sexual, y que necesites soltarlo sin ser juzgada o señalada… es un espacio seguro muy importante”, añade López. Tras más de dos décadas de enfrentarse a una sociedad que no entiende que haya hombres que también luchen a favor de la igualdad real, nos cuenta, lo más duro es reconocer que “eres machista“. “No es un proceso agradable, es muy duro, pero es necesario”. Muchas veces “te llaman pagafantas, planchabragas, maricón”.
“Esta denuncia judicial, creo que parte también de la estratagema de la masculinidad más patriarcal y casposa, por llamarla de alguna manera, que vuelve a lo mismo, a desprestigiar a las mujeres por el mero hecho de serlo” explica Daniel.
¿Para qué sirve la deconstrucción masculina?
Lo primero es para mejorar las relaciones personales, tanto afectivas como familiares o incluso laborales. Sirve para reducir la violencia machista y contribuir a construir una sociedad más igualitaria y sana. Recordemos que el machismo castiga a las mujeres, pero también hace sufrir a los hombres. La deconstrucción consigue liberarlos del sufrimiento que implica vivir bajo normas rígidas impuestas por una sociedad absolutamente patriarcal.
“Muchas veces los hombres somos expertos en leer cuatro libros feministas y creer que lo sabemos todo y después de puertas para dentro, no somos capaces de ser miembros activos en los cuidados, en el mantenimiento de la casa con respecto a la limpieza y la carga mental. Con carga mental me refiero a qué necesita tu hija, saber quiénes son sus amigos del cole, si se le ha roto un calcetín, el día a día, vamos” reflexiona Daniel.
Esto que leen, es el primer paso para la deconstrucción real y efectiva. Reconocer los errores, no silenciar a las mujeres y actuar para formar parte de ese espacio seguro del que, sin ninguna duda, pueden formar parte los hombres que se quieran implicar en el proceso, también, apoyando cuentas que no silencian a las víctimas.