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Casa Dani, una historia de familia, tortilla y trabajo

En pleno Mercado de la Paz, en el corazón del barrio de Salamanca de Madrid, se encuentra Casa Dani, un restaurante que se ha ganado un lugar especial en la memoria gastronómica de la ciudad. Su tortilla de patatas es ya un emblema, pero detrás de cada ración hay una historia de esfuerzo, raíces manchegas y espíritu familiar que comenzó hace más de tres décadas.

Daniel García y Dolores Cuerda, conocidos por todos como Dani y Lola, llegaron a Madrid desde sus pueblos natales de la provincia de Albacete: él, de Balazote; ella, de Tiriez. Su historia es la de tantos que emigraron a la capital en busca de nuevas oportunidades, pero con una diferencia: ellos trajeron consigo no solo ilusión, sino también el sabor de la cocina manchega más auténtica.

Antes de montar su propio negocio, Dani trabajó durante años como camarero en distintos bares y restaurantes de Madrid, observando, aprendiendo y soñando con tener un día su propio local. Lola, por su parte, fue el alma culinaria del proyecto desde el principio. Con experiencia en cocinas familiares y una habilidad natural para guisar, tenía claro que quería ofrecer comida casera, sencilla y bien hecha.

En 1991, encontraron su oportunidad en un pequeño local del Mercado de la Paz. Era un espacio modesto, con una barra y apenas unas mesas. El nombre, Casa Dani, fue una elección natural, sencilla y cercana, como ellos. Desde el primer día, apostaron por platos tradicionales, hechos con productos frescos del propio mercado y cocinados como en casa.

La tortilla de patatas se convirtió rápidamente en la estrella del menú. Lola las preparaba con mimo siguiendo una receta clara: patata agria manchega, huevos camperos y aceite, con cebolla caramelizada o sin cebolla según el gusto del cliente. Pronto, la fama de esa tortilla empezó a traspasar los límites del mercado, gracias al boca a boca y a la fidelidad de los primeros clientes. Este reconocimiento se consolidó en 2019, cuando ganó el II Campeonato Nacional de Tortillas, celebrado en el marco del Foro Gastronómico Internacional de la Papa en Tenerife.

Como todo negocio familiar, Casa Dani tuvo unos comienzos duros: muchas horas de trabajo, pocos recursos y la necesidad constante de adaptarse a los ritmos del mercado y a las exigencias del día a día. La conciliación tampoco fue sencilla, ya que el matrimonio sacaba adelante su proyecto mientras criaba a sus dos hijos, Daniel Jr. y Noelia.

Sin embargo, el empeño, la constancia y el cariño puesto en cada plato hicieron que el pequeño local creciera con el tiempo. Ampliaron el espacio, incorporaron más personal y comenzaron a servir no solo a los trabajadores del mercado, sino también a vecinos, empresarios, turistas y comensales que venían desde otros barrios solo para probar su tortilla.

Con los años, Casa Dani pasó a manos de sus hijos Daniel Jr. y Noelia. Ambos decidieron continuar con el legado familiar, aportando ideas nuevas, pero sin perder el espíritu original. Bajo su gestión, el restaurante ha mantenido su identidad mientras se adaptaba a los nuevos tiempos: han modernizado procesos, fortalecido su presencia en redes sociales y ampliado la marca más allá de su ubicación original.

Uno de los pasos más importantes fue la apertura de un nuevo punto en el Mercado de San Leopoldo, que permite acercar la cocina de Casa Dani a más madrileños sin perder su particularidad de siempre.

Casa Dani es hoy uno de esos lugares que trasciende lo puramente gastronómico. Es un sitio donde la comida sabe a hogar, donde el cliente se siente como en casa y donde sus platos insignia, como las croquetas caseras de jamón ibérico, de cocido o queso idiazábal con tomate, los torreznos, el pisto manchego con huevo frito, o su menú diario con platos estrella como el arroz con bogavante los miércoles y las lentejas con chorizo los jueves, cuentan una historia. La historia de una pareja que llegó a Madrid y acabó conquistando el paladar de toda una ciudad.

Pisto manchego de Casa Dani (para 10 raciones)

Ingredientes:

  • 1 litro de aceite de oliva virgen extra
  • 2 kg de cebollas
  • 5 kg de tomate pera
  • 300 gr de azúcar
  • 100 gr de sal
  • 5 kg de pimientos verdes lamuyo
  • 1kg de pimientos rojos

Elaboración:

  1. Primero, sofreímos en el aceite de oliva las cebollas hasta que estén bien doradas.
  2. Después, freímos el tomate pera, añadiendo la sal y el azúcar.
  3. A continuación, incorporamos el pimiento verde y el pimiento rojo y lo dejamos pochando a fuego lento, hasta que esté en su punto.
  4. El tiempo medio de elaboración es entre 2 horas y media y 3 horas.
  5. Para un toque más sabroso y nutritivo, podemos acompañar con uno o dos huevos fritos con su puntillita.
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