Malaika Mihambo o cómo ganarlo todo gracias a la meditación

La campeona olímpica alemana ha confesado en más de una ocasión cómo esta práctica le ha cambiado por completo su vida deportiva

Malaika Mihambo en los pasados JJOO de París @malimihambo

Este martes Europa celebra una de los grandes descubrimientos del siglo XX en el mundo occidental, el Día de la Meditación. Los expertos aconsejan esta práctica milenaria como forma de transformar y calmar la mente, a través de la relajación y la plena concentración. Uno de los grandes maestros de la meditación es Deepak Chopra, quien habla de “encontrar el lugar dentro de ti donde nada es imposible”. La atleta olímpica Malaika Mihambo (Alemania, 1994), campeona olímpica, encarna a la perfección este “milagro”.

En esta semana Malaika Mihambo está preparando un nuevo ciclo olímpico testándose en el Indoor Meet en Dortmund donde deslumbró con un salto de longitud de 6,79 metros, confirmando así un gran inicio de temporada. 

El viaje que lo cambió todo

Mihambo descubrió la meditación en un viaje que hizo sola a la India. “Fue mi primer gran viaje, sola, como mujer, y un gran paso. Aprendí algunas cosas y medité mucho”, reconoció al periódico alemán ‘Abendzeitung München’. Desde entonces, para la saltadora esta técnica se convirtió en “clave” para lograr ser mejor atleta.

“Me ha hecho saber lidiar con situaciones difíciles” confesaba en uno de sus muchos vídeos de Youtube donde explica a sus seguidores los beneficios y las mejores técnicas de meditación, entrenamiento y nutrición tanto para el rendimiento deportivo de alto nivel como para la vida cotidiana. Mihambo creó para ello `Meet your Master´, traducido al español, “conoce a tu maestro” en donde aconseja sobre esta práctica y sus mejoras en la salud física y mental.

Tokio 2020

Su mejor momento deportivo, o al menos, el primero de ellos, llegó en los Juegos de Tokio 2020. El 3 de agosto de 2021, en su último intento, voló hasta los siete metros destronando a la norteamericana Brittney Reese que había logrado saltar en 6,97 metros. Se colgaba el oro tras haber quedado cuarta en los Juegos anteriores en Brasil 2016.

Con su oro olímpico en Tokio, emulaba así a una de sus referentes, la atleta alemana Heike Drechsler quien había conquistado el primer escalón del podio en Sidney ´2000 y en Barcelona ´92.  Ese oro olímpico lo definió como “un pequeño tesoro tras un gran proceso de crecimiento interior”. En sus zapatillas, se podía leer el nombre de quien le había inspirado en todo ese camino, su hijo Álex, al que había adoptado cinco años antes.

La plata más sufrida

Los JJOO de París supuso un gran desafío para Malaika Mihambo. Se contagió de COVID (por segunda vez en un año y medio) en el Campeonato Europeo de Roma y no consiguió recuperarse correctamente en el trimestre definitivo antes de los JJOO. Su forma física se vio muy mermada especialmente su capacidad respiratoria, pero de nuevo, tal como ella ha relatado después, su fortaleza mental, labrada durante años, fue la que le hizo dar lo mejor de si.

No ir a los Juegos no era una opción, así que lidió con la situación sin dejarse vencer por el pánico. Su salto de 6,98 metros le valió la medalla de plata, “para mí brilla como la de oro”, aseguró de la que sin duda había sido la medalla más sufrida de su carrera.

Tuvo que abandonar el tartán olímpico en silla de ruedas tras haberse desplomado por la falta de aire, pero con la convicción de haber dado “física y mentalmente lo mejor de mí”. En la rueda de prensa posterior, algo más recuperada comentó “no creo que haya muchos atletas que con tal situación de desventaja se vuelvan a casa con la medalla de plata” reflexionó. Tenía razón. En el momento en el que el físico le abandonó recurrió a su fortaleza mental.

La experiencia personal y el testimonio de Malaika Mihambo es una fuente de inspiración.

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