Cantabria

El tesoro natural mejor guardado de Cantabria: un paraíso verde en el corazón de los Valles Pasiegos que parece la selva de Costa Rica

Un viaje sorprendente por la ruta de los Molinos, un paraíso oculto en los Valles Pasiegos que recuerda a las selvas de Costa Rica

Ruta de los Molinos en San Pedro del Romeral - Sociedad
Una fotografía de archivo de la ruta de los Molinos en San Pedro del Romeral
Turismo de Observación/ Mariano Aspiazu

Si alguien dijera que existe un rincón en España donde el paisaje recuerda a los exuberantes bosques lluviosos de Costa Rica, más de uno pensaría que se trata de una hipérbole turística. Sin embargo, basta con aventurarse por la ruta de los Molinos en San Pedro del Romeral para comprobar que esa comparación no solo es justa, sino también inevitable.

Este pequeño sendero, oculto en los Valles Pasiegos, ofrece una experiencia sensorial tan intensa como inesperada. Vegetación frondosa, humedad constante, pasarelas de madera y el murmullo de un río que acompaña al caminante desde el primer paso.

Lo que empieza como una caminata amable se transforma en una travesía selvática en cuanto se cruza el barrio de Bustaleguín. Allí, la ruta de los Molinos se sumerge en un paisaje que parece más propio del Parque Nacional Manuel Antonio que de una villa cántabra. El sendero, de apenas 2,7 kilómetros de longitud (ida y vuelta), desvela un corredor natural tapizado de musgo, helechos y árboles centenarios. La humedad empapa el ambiente. Y el río Barcelada se convierte en el hilo conductor de una travesía que atraviesa puentes improvisados, antiguos molinos cubiertos de hiedra y pequeñas cascadas que se descuelgan entre las rocas.

Senderismo para todos, con un toque de aventura

Uno de los grandes encantos de la ruta de los Molinos es su accesibilidad. El recorrido, apto para familias, combina sencillez con pequeños desafíos que le dan un aire de expedición. Zonas de barro, raíces sobresalientes, pendientes resbaladizas. Sin embargo, todo está perfectamente acondicionado gracias a cuerdas y pasamanos que facilitan el tránsito. En una hora y media puede completarse sin prisas, dejando tiempo para detenerse, escuchar el rumor del agua y admirar los vestigios del pasado que salpican el camino.

@amaiaychester

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Más allá de su espectacularidad natural, la ruta de los Molinos es también una cápsula del tiempo. Los restos de varios molinos hidráulicos, diseminados entre la vegetación, dan fe de la importancia que tuvo este enclave en la vida económica y social de los pasiegos. En el camino, también se descubren pequeñas ermitas ocultas entre arbustos y un escudo heráldico labrado en piedra, que apunta al pasado señorial de esta comarca recóndita.

La memoria de las “mudas”, esa peculiar forma de trashumancia en la que las familias se desplazaban con sus animales y pertenencias en busca de pastos mejores, sigue viva en este paraje donde la tradición y la naturaleza conviven sin artificios.

Un respiro verde en verano

En plena ola de calor, la ruta de los Molinos se presenta como una opción ideal para quienes buscan refugio entre sombras, agua y silencio. Mientras otras zonas del país se resecan bajo el sol estival, este rincón de Cantabria permanece fresco, húmedo y vibrante. Su microclima, favorecido por la altitud y la vegetación, convierte el paseo en una experiencia revitalizante, en la que cada inhalación parece limpiar los pulmones y cada paso reconcilia al caminante con la tierra.

Ruta de los Molinos en San Pedro del Romeral - Sociedad
Una fotografía de archivo de la ruta de los Molinos en San Pedro del Romeral
Turismo de Observación/ Mariano Aspiazu

La ubicación de la ruta de los Molinos en el corazón de los Valles Pasiegos no es casual. Desde San Pedro del Romeral, el visitante puede acceder fácilmente a otros parajes igualmente sorprendentes, como el Mirador de La Braguía —con vistas espectaculares a todo el valle— o la enigmática ruta del Túnel de La Engaña. Una cicatriz ferroviaria en medio del monte que narra una historia olvidada de promesas incumplidas y paisajes salvajes.

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