La moda vuelve a mirar atrás para proyectarse hacia adelante. Esta temporada, las grandes casas de lujo han apostado por rescatar una silueta que promete arrasar en los próximos meses: vestidos con corte de cintura baja y faldas de gran amplitud. Firmas como Gucci, Saint Laurent o Carolina Herrera ya la han convertido en protagonista de sus colecciones, apuntando a que será la elección favorita para los looks de noche.
Lejos del ceñido “New Look” de Dior en los años 50, que celebraba la cintura marcada y la falda corola, los diseñadores de 2025 han decidido trasladar la atención hacia las caderas. El corte se desplaza varios centímetros hacia abajo, generando un efecto visual elegante y natural que alarga el torso y favorece la silueta femenina sin artificios. La clave está en el contraste: un cuerpo ajustado y limpio que desemboca en una falda con un volumen teatral, capaz de transformar el movimiento y la presencia de quien lo viste.
Este patrón no es del todo nuevo: en los años 80 y 90, Lady Di ya convirtió este tipo de vestidos en un icono, y ahora vuelve con fuerza en una reinterpretación más contemporánea. El resultado es un diseño que se adapta a diferentes tipos de cuerpos y que encuentra en los tacones altos el complemento perfecto para potenciar la verticalidad de la figura.
De las pasarelas a la alfombra roja
Aunque ya el año pasado Jacquemus coqueteó con cortes de cintura baja en versiones más minimalistas, este otoño-invierno la propuesta se expande a todo tipo de vestidos, desde los más sobrios hasta los más espectaculares. Un ejemplo reciente lo dio Dakota Johnson en el Festival de Cine de Zúrich, donde brilló con un diseño de la nueva etapa de Gucci a cargo de Demna. El vestido, en un intenso azul eléctrico, combinaba un delicado cuerpo de encaje semitransparente de manga larga con una falda de tul voluminoso que nacía directamente de las caderas, robando todas las miradas en la alfombra roja.
Las pasarelas internacionales también han confirmado el regreso de esta estética. Saint Laurent jugó con el contraste entre la sensualidad de tops lenceros minimalistas y la grandiosidad de faldas abullonadas, rematadas con lazos imponentes. En Madrid, Carolina Herrera presentó su versión más romántica: vestidos con enormes capas de tul y corsés ceñidos que exaltaban el dramatismo de la silueta. Propuestas que reafirman que no se trata de una moda pasajera, sino de un nuevo código estilístico destinado a dominar las colecciones de fiesta.
Una tendencia con espíritu atemporal
Lo que hace especial a esta silueta es su capacidad de unir modernidad y tradición. Mientras estiliza la figura con líneas limpias y sencillas en la parte superior, introduce un componente teatral con las faldas amplias, recuperando el carácter icónico de la moda de décadas pasadas, pero reinterpretado con una mirada contemporánea.
El equilibrio entre sensualidad y sofisticación convierte a estos vestidos en piezas versátiles que no solo funcionan en alfombras rojas, sino que también llegarán a eventos y celebraciones de esta temporada. Su potencial radica en que no buscan uniformar, sino resaltar la personalidad y las formas naturales de cada mujer.
Con el respaldo de las grandes firmas y la visibilidad que aportan celebridades como Dakota Johnson, todo apunta a que los vestidos de cintura baja con faldas voluminosas serán la gran obsesión de este otoño-invierno. Una apuesta segura para quienes quieran brillar con un look que mezcla elegancia clásica y modernidad escénica.