Gaza

Cuando la ayuda humanitaria se torna en una trampa mortal: “No recibí comida. Recibí una bala en la espalda”

Zainab Karaz llegó al punto de reparto en Rafah a las 6:30. De pronto, "multitudes corriendo, gritando, más miedo que hambre en los ojos... Volví sin harina, sin arroz, sin ayuda... pero con vida", relata a Artículo14

Gaza
Desplazadas internas se reúnen frente a una cocina solidaria para recibir raciones limitadas en medio de la escasez de alimentos, en Jan Yunis
Efe

En una secuencia que parece más sacada de una pesadilla que de la realidad, en medio de un entorno marcado por el hambre atroz y la inexistencia absoluta de otras opciones, hombres, mujeres y niños emergen de entre las ruinas de sus tiendas, con sus cuerpos esqueléticos, rostros demacrados y corazones exhaustos, en busca desesperada de una bolsa de harina o una lata de comida que les permita seguir respirando un día más. Acuden a puntos de reparto de ayuda humanitaria supuestamente “seguros”, según asegura el Ejército israelí. La escena es captada por cámaras: decenas de personas corren despavoridas, algunas caen en el camino, muchas de ellas muertas o gravemente heridas por los disparos. Ante la imposibilidad de que lleguen ambulancias, los cuerpos son trasladados en carretas tiradas por animales. Es otra tragedia más en la asfixiada Franja de Gaza, cuyos habitantes sobreviven entre el fuego y el hambre. La munición no respeta ni los espacios señalados como corredores humanitarios, dejando tras de sí cadáveres y recuerdos imborrables marcados por el horror.

Desde el 27 de mayo, y de espaldas a Naciones Unidas y organizaciones humanitarias internacionales, Israel ha puesto en marcha un plan controvertido para distribuir ayuda a través de la llamada “Fundación Humanitaria de Gaza, una entidad promovida por Israel y Estados Unidos. El Ejército israelí designó cuatro puntos de reparto: tres en el sur y uno en el centro, en el corredor de Netzarim que divide la Franja entre norte y sur. La ayuda, escasa y distribuida exclusivamente por esta entidad bajo sospecha, se reparte principalmente en zonas desmilitarizadas del sur con el presunto objetivo de vaciar el norte de población palestina. Mientras tanto, el Ejército abre fuego sobre las multitudes hambrientas. Desde que se inició esta operación, las masacres se repiten cerca de los centros de reparto, especialmente en la ciudad de Rafah, donde los muertos ya superan el centenar y los heridos se cuentan por centenares.

Gaza
Una familia palestina visita las tumbas de sus fallecidos en en el cementerio de Al Adha, en Jan Yunis
Efe

Supervivientes de la ayuda humanitaria

Muchos de los supervivientes narran cómo fueron recibidos a tiros. Según varios testimonios recogidos en Artículo14 con la colaboración de la periodista gazatí Duaa Shahin, las balas no discriminaron entre hombres, mujeres o niños. Uno de esos testimonios es el de Zainab Karaz, de 40 años y madre de tres hijos, desplazada desde hace meses a la zona de Al Mawasi, donde vive en una tienda improvisada.

“Salí a primera hora de la mañana caminando. Llegué al punto de reparto en Rafah a las seis y media. Habían anunciado que repartirían harina y algunos víveres en la zona del Alam, donde se encontraba el punto estadounidense”, relata con la voz quebrada. “Me puse mi vestido viejo y me aferré a la esperanza. Me dije a mí misma: ‘No volveré sin algo para alimentar a mis hijos, al menos por una noche’”, relata Karaz.

“Volví sin harina, pero con vida”

Sin embargo, lo que esta gazatí encontró fue el caos: “Multitudes corriendo, gritando, más miedo que hambre en los ojos. Avancé como pude, con la mano en el pecho. Y de pronto, los disparos. Tiros, humo, gritos. Un niño cayó justo delante de mí. Quise ayudarle, pero no pude avanzar. Estaba a solo unos pasos de la comida… pero tuve miedo de morir. Volví con las manos vacías, pero con vida. Sin harina, sin arroz, sin ayuda… pero con vida”, recuerda.

Gaza
Osama al-Raqab, de cinco años, que sufre desnutrición grave, recibe tratamiento en el Hospital Nasser de Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza
Efe

“Doy gracias porque mis hijos no estaban allí. Desde hace tres meses no tengo ni harina. Aquello no era ayuda, era una trampa mortal. Esa comida venía bañada en sangre y humillación. No queremos limosnas con condiciones. Queremos ayuda digna, canalizada a través de organizaciones internacionales y con garantías”.

“No recibí comida. Recibí una bala en la espalda”

Otro testimonio es el de Malek Hasan, de 27 años. “Estábamos en la tienda cuando escuchamos que había llegado ayuda. Corrimos hacia el punto de reparto. Mi madre no quería que fuera, pero le dije que no se preocupara, que seguiría la ruta indicada. Fui a Jan Yunis buscando un mísero paquete: una caja de cartón con algo de legumbres y tres kilos de harina. Pero los disparos venían de todas partes. No recibí comida. Recibí una bala en la espalda”.

A Malek lo trasladaron al hospital en una carreta tirada por un burro. “Tuve suerte. Otros no volvieron. Otros murieron delante de mí”, cuenta, con la voz rota. “La situación es insoportable. Teníamos vidas, trabajos, no pasábamos hambre. Pero nos han matado, nos han cercado, nos han arrastrado al hambre y la desesperación. Esta guerra nos ha destrozado. He visto niños asesinados mientras esperaban la ayuda, cuerpos esparcidos por el suelo. No puedo dormir. La sangre, los restos humanos, los sacos de harina manchados de rojo… Todo eso se ha quedado grabado en mi cabeza. Ojalá esto acabe pronto. Ya no pedimos vivir, solo poder enterrar a nuestros muertos”.

Gaza
Palestinos transportan suministros de ayuda recibidos de la Fundación Humanitaria de Gaza, respaldada por EE UU, a través de una zona conocida como el Corredor Netzarim, en el centro de la Franja
Efe

Desde el 2 de marzo, Israel mantiene una política sistemática de bloqueo del acceso a ayuda humanitaria, reteniendo alimentos y suministros en los pasos fronterizos. Esta estrategia de hambre afecta a unos 2 millones de personas y ha desencadenado una hambruna que ya se ha cobrado numerosas vidas, muchas de ellas de niños. La desnutrición es generalizada entre la población gazatí.

El balance de la guerra es devastador: más de 178.000 muertos y heridos palestinos, en su mayoría mujeres y menores, más de 11.000 desaparecidos y más de medio millón de personas desplazadas.

TAGS DE ESTA NOTICIA