La corrupción acorrala al Gobierno, al partido y al entorno más cercano de Pedro Sánchez. Y, lejos de dar explicaciones y asumir responsabilidades, sólo ataca a todos para defenderse.
Arremete contra los jueces que investigan la trama; contra los medios de comunicación que informan de la verdadde los hechos, y contra los políticos que defendemos la transparencia y la honestidad.
Por eso intenta sabotear la Comisión de Investigación del Senado de todas las maneras posibles.
Pero en el Senado estamos haciendo nuestro trabajo. Ya se han celebrado medio centenar de sesiones y han comparecido más de 40 personas.
No nos ha acobardado que el Gobierno negara a esta Cámara numerosa documentación solicitada. Ni que nos dificultara la localización de personas clave en la trama. Especialmente grave fue el caso de Javier Hidalgo. Por primera vez en democracia se le tuvo que citar por edicto penal ante la incapacidad del Departamento de Marlaska para dar con él.
No han logrado que los senadores del PP cejaran en su determinación para preparar en profundidad los temas, ni en su búsqueda tenaz de la verdad, ni en su valiente denuncia de las zancadillas del Gobierno de Sánchez.
Y los frutos están ahí. Gracias al trabajo de la Comisión de Investigación del Senado, el PP ha desvelado un posible fraude fiscal con las mascarillas de más de 160 millones de euros que el Gobierno dijo desconocer y se comprometió a investigar.
Sólo esta semana, han comparecido los ministros María Jesús Montero, Ángel Víctor Torres y Óscar Puente.
Pese a sus trabas, hemos conseguido traer a Javier Hidalgo. Y también convocamos ala asesora de Moncloa que -parece que irregularmente- ayudaba a Begoña Gómez en sus negocios privados. Se negó a declarar en el Senado, lo que -en sí mismo- es toda una confesión.
También esta semana hemos ampliado el plan de trabajo de la Comisión con otras 15 comparecencias, entre las que destacan las de la exministra Teresa Ribera, la exfiscal general del Estado Dolores Delgado, la ministra de Defensa, Margarita Robles, y la empresaria que asegura haber entregado en la sede del PSOE 90.000 euros de parte de Aldama.
Nuestro trabajo está dando frutos. Por ejemplo, después de las comparecencias se han producido dimisiones e imputaciones en el Ministerio de Transportes.
Gracias a la Comisión también supimos que fue el exministro Illa quien pidió a su jefe de gabinete que recibiera a Koldo. Y se han desvelado mentiras y contradicciones del Gobierno.
Todo ello gracias a una planificación de los tiempos y los comparecientes muy estudiada, y que responde a un único propósito: que los españoles conozcan la verdad de la trama y que se asuman todas las responsabilidades políticas.
La publicación en los medios de comunicación del último informe de la UCO, junto a la confesión de Aldama, han supuesto un punto de inflexión para conocer la extensión y profundidad de la red de corrupción que une al Gobierno, al PSOE y al entorno personal de Sánchez.
El ‘nexo corruptor’ de la trama cantó La Traviata, y todo apunta al Uno de la trama.
Cada día se entienden mejor los inconfesables motivos por los que Sánchez quiere seguir ocultando la verdad. Y cada día es más evidente la utilidad del trabajo que está haciendo la Comisión de Investigación en el Senado.
Los españoles pueden estar tranquilos. El PP seguirá tirando de la manta de la corrupción en el Senado. Seguiremos trabajando para destapar la trama y para que se asuman todas las responsabilidades políticas.