Opinión

Hacer lo que es debido

Simbología de la manipulación - Salud
Cristina López Barrios
Actualizado: h
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¿De qué escribo esta semana? Esta fue la pregunta que me hice ayer, viernes, mientras me tomaba el café de la mañana escuchando un programa de radio. Había pensado hablarles sobre la feria del libro de Madrid, esa apuesta viva por la lectura en el Retiro, pero me ha sido imposible sustraerme al sunami político y judicial de los últimos días que me ha dejado haciendo zapping por los distintos periódicos de España y de los titulares de algunos extranjeros.

Tener una comprensión objetiva de la realidad no es tarea fácil para el ser humano de hoy. Nunca lo ha sido, creo yo. Hasta los hechos que parecen, a priori, elementos indiscutibles y hablar por sí solos, no escapan a diferentes interpretaciones y por tanto calificaciones y opiniones de lo más diverso, por muy inverosímil que nos resulte desde nuestro juicio, pues a veces se abre en nosotros una opinión nítida.

La subjetividad es clave para nuestra visión de lo real y generar opiniones. Una primera capa viene determinada por el tipo de sociedad donde hemos nacido, la tradición cultural, religiosa y política; y una segunda capa, por las circunstancias de cada uno: la familia, las vivencias, los estudios o las personas con las que nos hemos relacionado.

Hace años, cuando me acerqué al estudio de la Sofrología tratando de doblegar un estrés que me traía de cabeza y me dificultaba la escritura, descubrí el pensamiento de Edmund Husserl y su corriente filosófica que es la Fenomenología. Consiste en llevar a cabo lo que los griegos llamaban la epojé para tener un conocimiento de la realidad libre de prejuicios e ideas predeterminadas, la realidad pura y dura, tal cual es —¿se imaginan qué descubrimientos haríamos?—. La epojé supone la suspensión de creencias y juicios para la comprensión objetiva. Hecho tan difícil como revelador si es que llega a conseguirse y que abre no pocos interrogantes.

Esta semana, además, la casualidad o el destino ha hecho que me encontrara releyendo un libro del filósofo político Michael J. Sandel que publicó hace años la editorial Debate y me recomendó un buen amigo, cuyo título no es baladí: Justicia —ven como al final acabo hablándoles de libros—, y su primer capítulo: hacer lo que es debido, me haya llevado de cabeza a nuestra actual realidad política, donde tanto se discute, precisamente, sobre este buen título.

El libro enumera una serie de casos reales e hipotéticos interesantísimos en el que se abre el debate sobre los dilemas morales y enuncia tres ideas sobre el concepto de justicia que vendrían a dar distintas respuestas sobre qué es hacer lo debido. Dilemas como ¿qué es justo o injusto o ha de prevalecer el bien individual sobre el bien común? encontrarían su respuesta, según el autor, en la dialéctica entre nuestros juicios sobre situaciones particulares y los principios a los que nos adherimos. Como los principios democráticos sobre los que se asienta nuestro Estado de Derecho y los que informan nuestro ordenamiento jurídico.

Un libro que les recomiendo para que lleven a examen qué piensan y por qué. Al fin y al cabo, la lectura como la escritura, además de para el disfrute y la evasión, invitan a reflexionar, abren interrogantes, formulan preguntas más que dar respuestas. Nos abren otros horizontes y cuestionan los nuestros. Nos hacen felices, sí, como decía Borges, pero también críticos.