Opinión

La era de un futuro transversal

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Transversalidad. Otra palabra cada vez más en boca de todos en los tiempos que corren. ¿Pero qué es realmente ser transversal o qué implica?, ¿por qué se ha vuelto tan importante hoy en día?

Podríamos decir que la transversalidad se ha convertido en un término de moda, pero su significado va más allá de un simple cliché en el paisaje empresarial contemporáneo. Hoy en día, la idea de transversalidad implica una integración sin precedentes entre diferentes sectores y disciplinas, donde las marcas —que recuerdo abarcan desde empresas, hasta partidos políticos, así como la propia marca personal y un largo etcétera— colaboran para innovar y liderar en un mundo cada vez más interconectado.

Por ello, son cada vez más las marcas que están entendiendo la importancia de un futuro compartido, un futuro donde abrir paso a las colaboraciones y juntos llegar más lejos. No quedarse en el mero producto que se ofrece y poder tener una visión 360 de la realidad. Sólo así, parece ser, hoy en día podrán afrontarse grandes retos, ser disruptivos y liderar el mundo empresarial y social. Para conectar con un público global, deberemos hablar de muchas más cosas, más allá del mero producto que ofrezcamos.

Si bien he querido poner el título a este artículo de “futuro transversal” me gusta siempre incidir en que no hay futuro, sino presente, y que por tanto debemos formar ya parte activa de ese futuro-presente transversal, que hable y trabaje desde el presente en acciones de largo plazo, teniendo a toda la cadena de valor como aliada.

Ya no basta con ofrecer un producto o servicio competente; las marcas deben ahora abrazar un enfoque holístico que incorpore la sostenibilidad social y emocional en su núcleo estratégico. Ojo, soy de los que piensa que una cosa no se entiende sin la otra y que todo lo que complemente, al final siempre suma. En la vida y por supuesto, también en los negocios.

Este enfoque representa una evolución crítica desde la visión tradicional de los negocios, que a menudo sepa raba lo económico de lo social y lo sostenible. Pero es ahí donde generaremos verdaderamente valor extra e impacto. Marcas y empresas que tengan bien definido lo que son, el por qué de lo que hacen y el hilo conductor de todo ello. La transversalidad de un futuro compartido debe abrir paso a las colaboraciones y las sinergias, consiguiendo así una visión 360 de la realidad.

Me gustaría ahora incidir en un ejemplo práctico y hablar de una marca, sobradamente conocida por todos, con la que llevo colaborando un tiempo y sobre cómo entienden el poder de la vinculación, el cual les lleva directamente a crear valor permanentemente. Se trata de Xiaomi, la gigante tecnológica conocida por su liderazgo en el sector de la telefonía que está siendo capaz de trascender de las expectativas típicas que podrían esperarse de una marca tecnológica. Todo gracias a entender que la vinculación y las sinergias son clave para poner en valor y fortalecer su propio ADN.

Quien siga a la marca verá que últimamente, antes que hablar de tecnología (expertise que todos le dan por hecho) se ha focalizado en poner el altavoz sobre el talento local. Hoy podemos ver como antes que hablar de sus produc tos, hablan de gastronomía, moda, diseño, fotografía, alianzas… y de cómo también las apoyan con acciones transversales que dan valor compartido a través de la colaboración.

Si bien Loewe también ha sido una de las primeras marcas en poner en valor el comunicar otras cosas antes que su propio producto, para precisamente, acabar hablando del mismo, Xiaomi está ahora liderando ese cambio dentro del sector tecnológico, entendiendo la importancia de humanizarlo, diferenciarse y rodearse de conceptos e ideas que son los que acabarán definiendo a la marca, desarrollando así, todo un imaginario tangible para el consumidor final. Un storytelling con un storydoing perfectamente ejecutado. ¿Para qué hablar sólo de tecnología si podemos hablar de mucho más?

Así como Xiaomi, cada vez hay más marcas que están descubriendo que la transversalidad no es sólo una estrategia viable, sino esencial para mantener la relevancia y el crecimiento en el mercado actual. El compromiso de estas empresas con la multidisciplinariedad y la colaboración no sólo busca la rentabilidad, sino que también aspira a construir un valor sostenible de largo plazo que le permita conectar con un público mucho más amplio en general.

El futuro de los negocios, al menos de aquellos que quieran ser disruptivos, parece depender cada vez más de la capacidad de las empresas en ser transversales, no sólo en sus productos o servicios, sino en sus acciones y en su manera de integrarse con el mundo. Este enfoque no sólo redefine lo que una empresa puede ser, sino también lo que puede lograr en un entorno colaborativo y multidisciplinar.

Aportar valor convirtiéndonos en transversales y multidisciplinares, parece ser la única vía, al menos la única sostenible en el largo plazo, para conseguir el tan ansiado objetivo: ser rentables y seguir aumentando el valor. El horizonte compartido se entenderá siempre, también, desde la paridad efectiva y donde no exista tanto una discriminación de sexos, sino de potenciar y premiar el auge de las ideas y el talento.