Durante el viaje de Estado de la Casa Real Española a los Países Bajos, la reina Letizia Ortiz experimentó un cambio significativo en su protocolo habitual. Por primera vez, no participó de pie en el tradicional besamanos. Un evento que siempre ha caracterizado la diplomacia real. Detrás de este cambio se encuentra un motivo de salud que ha llamado la atención tanto de la prensa como del público. Se trata de un neuroma de Morton, una afección que la reina lleva sufriendo en silencio desde hace años.
¿Qué es un neuroma de Morton?
El neuroma de Morton es una condición médica que implica un engrosamiento del tejido nervioso entre los dedos del pie. Generalmente, entre el tercer y el cuarto dedo. Esta afección puede causar dolor agudo, ardor o una sensación de estar pisando una pequeña piedra. El dolor se exacerba al caminar o al estar de pie. Especialmente, cuando se usan zapatos que comprimen los dedos del pie. Una descripción que se ajusta a la alta costura que con frecuencia acompaña a los deberes reales. A fin de cuentas, la reina Letizia lleva muchos años usando zapatos y calzados que comprimen los dedos.
Un hecho inédito de la reina Letizia Ortiz
Durante su visita a los Países Bajos, la presencia de la reina Letizia en el besamanos fue notablemente diferente. Habitualmente activa y participativa en estos actos, su decisión de no permanecer de pie fue un claro indicativo de la severidad de su molestia. Esta condición no solo altera la participación en sus deberes protocolares, también afecta la percepción pública de su salud. Un aspecto que la Casa Real suele manejar con discreción, por otro lado.
¿Cuál es el tratamiento de la reina ante esta dolencia?
Aunque no se ha detallado públicamente el tratamiento específico que la reina Letizia sigue para manejar su condición, en casos generales, el tratamiento del neuroma de Morton puede variar desde opciones conservadoras como almohadillas metatarsales y calzado adecuado hasta tratamientos más invasivos como inyecciones de corticosteroides o incluso cirugía.
Dado el perfil público y las exigencias de la agenda de la reina Letizia, es probable que se adopten enfoques conservadores para manejar su condición en la medida de lo posible. Desde luego, no parece algo de extrema gravedad. Es una dolencia muy molesta, que no le permite en algunas casos disfrutar de acontecimientos como el besamanos mencionado. Sin embargo, merece la pena tratarse con rigor y precisión para no provocar que la dolencia sea crónica.