Secuelas

Víctimas resistentes, cuando el sistema no es capaz de sanarte

La ley establece que las mujeres tienen derecho a una atención integral que vele por su recuperación total. Muchas no reciben atención psicológica y repiten relaciones de maltrato

El agresor ofreció a la adolescente a otros pederastas
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“Cuando dejé a mi maltratador enseguida tuve otra relación. No era como mi exmarido, no era tan fuerte lo que me hacía en comparación, pero también me maltrataba psicológicamente y tardé nueve años en darme cuenta. ¿Por qué? Porque no hice terapia de reconstrucción para saber y entender qué me había pasado. No me tomé mi tiempo para comprender qué es el la violencia de género, cómo se maltrata. Y eso nos pasa a muchas mujeres”.

Ana Bella denunció violencia en el año 2001, tres años antes de que existiese una legislación específica
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Ana Bella, presidenta de la fundación de supervivientes de violencia que lleva su nombre, se convirtió sin saberlo en lo que se conoce como “víctima resistente”. Mujeres a las que varios hombres maltratan a lo largo de su vida. Ella cuenta que “se sentía vulnerable y cuando un hombre empieza a tratarnos un poquito mejor de lo que lo hacía el otro, pues nos enamoramos y nos encandilamos. Por eso muchas mujeres cuando hacen terapia con psicólogos hombres se enamoran porque ven a un hombre que las escucha, que las entiende, que la comprende, que le dan su espacio y por eso se dice siempre que es mejor que hagas terapia con una psicóloga mujer”, apunta.

Abandonar el rol de víctima no es sencillo

“Cuando una mujer sale de una relación de maltrato es importantísimo hacer terapia y tendría que haber más psicóloga disponible, especializada y con más frecuencia, porque en los centros especializados las sesiones son cada mucho tiempo y no es suficiente. Necesitamos más presupuesto para hacer terapia”, denuncia.

Para Ana Bella “sería importante entender que las mujeres que han sido maltratadas, cuando salen de la relación se encuentran en una situación muy vulnerable y es muy fácil que otro maltratador cubra ese hueco de soledad, de esa dependencia emocional que sentimos y entender que muchas mujeres caemos otra vez en relaciones abusivas debido a esta dinámica del maltrato en la que hemos asumido ese rol de víctima, porque es complicado abandonar ese rol”.

Terapias flexibles y accesibles

“No debemos menospreciar a la mujer porque haya tenido dos o tres relaciones de maltrato, sino al revés, son los hombres los culpables, no nosotras. Si en vez de un hombre maltratador nos hubiera tocado un hombre buena gente, seríamos felices. Todo esto se evitaría con más terapia, accesible y flexible, que pudieran coincidir con los horarios en que los que la mujer tiene disponibilidad y que fueran más económicas y más frecuentes. Es la terapia lo que necesitamos las mujeres para no caer en otra relación abusiva“, alerta.

Si una mujer no recibe la asistencia necesaria es difícil que abandone el rol de víctima
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“Se tienen que recuperar de la violencia que han sufrido”

El médico forense y exdelegado del Gobierno contra la violencia de género, Miguel Lorente, cree que a una mujer que ha sufrido violencia se la tiene que atender de forma integral. “Atender no es solo el recibir la denuncia, establecer medidas de protección y de alejamiento. Estas mujeres necesitan ser recuperadas por la violencia que han sufrido. Porque si no, además, las medidas no son eficaces porque sabemos, que en muchas ocasiones, acceden a tener contacto con el agresor por diferentes motivos.

Indefensión aprendida, distorsión cognitiva,  baja autoestima, depresión…

“No puede ser que nos conformemos con el acto formal de la denuncia sin atender a que lo más grave que produce la violencia de género no es un delito, sino un problema de salud. Y mientras que la mujer no esté recuperada no va a velar por las necesidades que tiene que cubrir y reparar. Porque va a estar influida por lo que diga el abogado o la abogada, por lo que le diga la familia, por muchas cosas. ¿Por qué? Porque va a tener toda esa dificultad de la indefensión aprendida, de la distorsión cognitiva de la realidad, de la baja autoestima, de la depresión y de dificultad. Por lo tanto, está claro que hay que atender a las víctimas, pero de una manera clara y decidida y no con programas de tres meses. Se debe abordar del mismo modo que los programas de rehabilitación”, sugiere.

La jurista y experta en violencia machista, María Naredo, cuenta que la legislatura pasada, cuando trabajaba con el equipo de la anterior ministra de Igualdad, Irene Montero, crearon lo que se conoce como los Comités de crisis, una reunión de las distintas administraciones implicadas que tiene lugar cuando suceden, al menos, cinco asesinatos machistas en un mes, y donde se analiza, caso por caso, qué ha fallado.

Afloraron estos casos cuando se crearon los Comités de Crisis

“En estas reuniones se hizo evidente que sucedía con frecuencia y que existen un gran número de mujeres que han tenido varios agresores. Una de las cosas que planteamos, que de hecho se hizo una una pregunta a la Abogacía del Estado, era que se pudiera contar a las víctimas, avisarlas de que sus parejas constaban en VioGén como maltratadores y que, de alguna manera, las víctimas o las mujeres que entraban en esa relación con este tipo de hombres pudieran tener una alerta.  Aquí están enfrentados dos ámbitos de derechos fundamentales: uno es la protección de datos, la protección de la intimidad frente a la seguridad personal“, explica.

A día de hoy, el sistema solo te avisa de que tu pareja es un maltratador reincidente cuando ya ha habido violencia y la mujer acude a denunciar a comisaría, cuando el daño ya está hecho.

El peligro de la precarización de los servicios de atención a víctimas

Naredo se muestra muy preocupada por la precarización, “sobre todo en determinadas comunidades autónomas, de la atención integral a estas mujeres. Hay víctimas que están abandonando los tratamientos de recuperación de la violencia, de recuperación psicológica. Una mujer que abandona el tratamiento porque se precariza el servicio, porque la psicóloga le veía una vez cada dos semanas, cada mes, cada mes y medio es un fracaso. Este tipo de terapias, de tratamientos son esenciales para que las víctimas superen la relación de violencia y no encadenen un maltratador con otro”, insiste.

“Son carne de cañón”

“Me preocupa cuando las víctimas no completan su itinerario psicológico, de recuperación psicológica porque se convierten en carne de cañón para volver a entablar otra relación de violencia”, advierte Naredo.

“En mi en mi opinión se debería priorizar la seguridad personal de estas mujeres y como siempre digo, VioGén debe salir del ámbito policial y conectarse mucho más con los servicios de atención integral de los territorios, tanto de ida como de vuelta de la información”, concluye.