La novela negra que nadie ha leído y te hará sentir el crimen como nunca

Si todavía no has leído 'El hombre de tiza', de C.J. Tudor, prepárate para una de esas novelas negras que te dejarán sin aliento

El hombre de tiza - Cultura
Una imagen simbólica inspirada en la novela 'El hombre de tiza'
Artículo14/ DALL·E

A veces, las mejores historias están escondidas en los márgenes del éxito. Esos libros que no aparecen en las listas de superventas pero que dejan una marca indeleble en el lector que se atreve a abrir sus páginas. El hombre de tiza, de C.J. Tudor, es uno de esos relatos que no sólo se leen: se experimentan.

Publicada en 2018, esta novela negra de tintes psicológicos ha sido injustamente pasada por alto por el gran público, a pesar de su poderosa narrativa y su atmósfera malsana, capaz de helar la sangre sin necesidad de aspavientos.

Desde el primer capítulo, El hombre de tiza juega con los resortes del miedo más íntimo. Ese que no se puede nombrar porque no vive en la oscuridad, sino en la memoria. La autora británica C.J. Tudor consigue articular una historia inquietante que se desliza entre el thriller, la novela de formación y el terror psicológico. Todo ello sin perder en ningún momento la solidez narrativa que la convierte en una obra tan adictiva como perturbadora.

Una infancia marcada por el horror: el detonante de ‘El hombre de tiza’

La historia comienza en 1986, en un pueblo cualquiera del Reino Unido. Allí vive Eddie, un niño de doce años que se mueve entre bicicletas, tardes de verano y un grupo de amigos que parecen sacados de una versión inglesa de Stranger Things. Pero lo que podría haber sido una historia nostálgica se quiebra de inmediato con la aparición de un cadáver, descuartizado, al que llegan a través de unos dibujos en tiza.

Esos pequeños trazos que antes eran un juego, se convierten ahora en una firma del horror. Así arranca El hombre de tiza, como un escalofrío que se cuela bajo la piel.

Portada de El hombre de tiza - Cultura
Imagen promocional con la portada de ‘El hombre de tiza’
DeBolsillo

La novela alterna dos líneas temporales —la infancia de Eddie en los años ochenta y su vida adulta en 2016—, construyendo un relato denso en matices, donde el pasado nunca termina de desaparecer. La sombra del crimen, del secreto, de aquello que no se dijo nunca, se proyecta sobre cada una de las páginas. Y es precisamente esa arquitectura narrativa la que convierte a El hombre de tiza en una pieza destacada dentro del género negro contemporáneo.

C.J. Tudor y la tradición del crimen psicológico británico

No es casualidad que El hombre de tiza haya sido comparado con obras de Stephen King o con novelas clásicas del thriller psicológico británico. Tudor recoge la herencia de autores como Ruth Rendell, Minette Walters o P.D. James, pero la transforma desde una mirada más oscura, más introspectiva, más centrada en la huella que deja el crimen en la mente que en su violencia explícita.

En este sentido, El hombre de tiza se aleja del procedural o del policial clásico. Y se adentra en los terrenos pantanosos de la culpa, la pérdida y la memoria deformada.

Lo que hace especial a El hombre de tiza no es solo su argumento —potente, lleno de giros inesperados y revelaciones finales impactantes—, sino el tono íntimo y confesional que adopta Eddie como narrador. Hay algo profundamente humano en su forma de contar los hechos, como si el lector escuchara un secreto en voz baja. Un susurro que, a medida que avanza la historia, se convierte en un grito de horror.

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