La muerte de Claudia Cardinale, a los 87 años, nos obliga a mirar atrás y reconocer la grandeza de una actriz que no solo iluminó la pantalla, sino que redefinió lo que significaba ser musa en el cine europeo.
Su legado se construye sobre una filmografía extensa, marcada por colaboraciones con los más grandes directores del siglo XX y por papeles que aún hoy siguen siendo referencia en la historia del cine.
Elegir las mejores películas de Claudia Cardinale no es sencillo, porque cada etapa de su carrera aporta matices distintos, desde la sensualidad juvenil de los años sesenta hasta la madurez que demostró en producciones internacionales. Sin embargo, hay seis títulos que condensan la esencia de su arte y que sirven como homenaje perfecto a una vida entregada al séptimo arte.
Claudia Cardinale y el mito del cine europeo
Hablar de Claudia Cardinale es hablar de una de las últimas grandes divas del cine clásico. Nacida en Túnez en 1938, hija de padres sicilianos, llegó a Italia casi por casualidad, tras ganar un concurso de belleza que la llevó a Roma y la puso en el radar de productores y directores.
Desde entonces, comenzó una carrera meteórica que la situó en el centro de la industria italiana y pronto la lanzó al circuito internacional. Frente a sus contemporáneas Sophia Loren o Gina Lollobrigida, Claudia Cardinale construyó una figura diferente: menos explosiva y más enigmática, con una presencia magnética que la hacía inolvidable incluso en escenas breves.
Las mejores películas de Claudia Cardinale nos permiten apreciar esa versatilidad, que oscilaba entre el drama, la comedia sofisticada y el cine de aventuras.
‘Hasta que llegó su hora’ (1968): el wéstern que la consagró en Hollywood
Si hay un papel que cimentó la leyenda internacional de Claudia Cardinale fue el de Jill McBain en Hasta que llegó su hora, dirigida por Sergio Leone. Esta película no solo es considerada la obra maestra del spaghetti-western, sino que también sirvió para colocar a Cardinale en el panteón de las grandes actrices universales. Jill no es una simple acompañante: es la protagonista femenina que sostiene la historia con su fuerza, su fragilidad y su instinto de supervivencia.
La manera en que Leone la retrata, entre la violencia de los pistoleros y la construcción del ferrocarril, transforma a Jill en símbolo de un mundo en transición. Sin esta cinta, sería imposible hablar de las mejores películas de Claudia Cardinale, porque aquí se concentra todo lo que representaba: belleza, magnetismo y un carácter indomable.
‘Fellini, ocho y medio’ (1963): la ensoñación felliniana
Federico Fellini siempre supo rodearse de rostros que desbordaban personalidad, y Claudia Cardinale fue uno de ellos en Fellini, ocho y medio. Aunque su presencia en pantalla no sea tan extensa como la de otras intérpretes, su papel resulta esencial en esta historia sobre la crisis creativa de un director. Cardinale encarna a la mujer idealizada, la proyección onírica de un Guido Anselmi (Marcello Mastroianni) atrapado entre sus recuerdos, sus dudas y su obsesión por las mujeres.
Su aparición aporta ligereza y misterio, como si representara la posibilidad de un cine nuevo, de un renacer. Por eso, esta película figura entre las mejores películas de Claudia Cardinale: porque nos recuerda que su poder no estaba únicamente en la duración de sus escenas, sino en la huella indeleble que dejaba en la memoria del espectador.
‘El gatopardo’ (1963): el esplendor de Visconti
El encuentro entre Claudia Cardinale y Luchino Visconti en El gatopardo marcó un antes y un después. Basada en la novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, la película es un fresco histórico sobre la decadencia de la aristocracia siciliana y el ascenso de una nueva burguesía en plena unificación italiana. Cardinale interpreta a Angelica Sedara, una joven de origen humilde que conquista con su encanto al sobrino del príncipe de Salina, encarnado por Alain Delon.
El célebre baile, en el que Claudia deslumbra con un vestido blanco, se ha convertido en una de las secuencias más recordadas del cine europeo. Su capacidad para moverse entre el lujo y la tensión política de la trama confirma que El gatopardo no solo es una de las mejores películas de Claudia Cardinale, sino también una obra maestra del cine mundial.
‘Fitzcarraldo’ (1982): la aventura imposible de Herzog
Ya en la madurez de su carrera, Claudia Cardinale aceptó un reto singular: acompañar a Werner Herzog en una de sus locuras más legendarias. Fitzcarraldo narra la historia de un hombre obsesionado con construir una ópera en plena selva amazónica, y Cardinale aporta al relato una fuerza emocional imprescindible.
Aunque gran parte de la cinta gira en torno a Klaus Kinski, la presencia de Claudia como Molly le da equilibrio y humanidad al proyecto desmesurado. En este caso, incluir Fitzcarraldo entre las mejores películas de Claudia Cardinale es reconocer que supo adaptarse a los cambios del cine y seguir vigente en una época donde otras divas de su generación habían quedado relegadas. Su participación demuestra que, más allá del glamour, era una actriz dispuesta a arriesgar.
‘Los profesionales’ (1966): Hollywood a sus pies
Claudia Cardinale también conquistó Hollywood. Y lo hizo con películas como Los profesionales, dirigida por Richard Brooks. Este wéstern de aventuras reúne a un reparto masculino de lujo —Burt Lancaster, Lee Marvin, Robert Ryan y Jack Palance— y coloca a Cardinale como la pieza central de un rescate en territorio mexicano.
Su papel como María, la mujer que parece víctima de un secuestro pero esconde mucho más, muestra una vez más su capacidad para darle complejidad a personajes que en manos de otra actriz habrían resultado planos. Esta cinta es fundamental para entender por qué se habla de las mejores películas de Claudia Cardinale. A fin de cuentas, en ella se aprecia cómo supo equilibrar la tradición europea con el espectáculo norteamericano.
‘La pantera rosa’ (1963): el lado más ligero de una diva
No todo en la filmografía de Claudia Cardinale es solemnidad. También supo brillar en la comedia, y prueba de ello es su participación en La pantera rosa, dirigida por Blake Edwards. Aquí compartió escena con David Niven y Peter Sellers en una historia cargada de humor y elegancia.
Su papel como princesa Dala le permitió exhibir otro registro: el de la sofisticación lúdica, que la hacía tan creíble en un drama histórico como en una sátira de enredos. Este título merece un lugar en la lista de las mejores películas de Claudia Cardinale, porque nos recuerda que su talento era poliédrico, capaz de transitar de un género a otro sin perder nunca la autenticidad.