Qué visitar

Otoño en Segovia, comer en una iglesia y dormir en un convento Capuchino

Estrenamos calendario de otoño y ya estamos pensando en planes de fin de semana que nos evadan del mundanal ruido. Revisitamos Segovia, nos alojamos en un convento del siglo XVII, y descubrimos la ciudad del Castillo medieval más bonito de España, también desde el cielo

Fachada principal hotel Áurea Convento Capuchinos, del siglo XVII, que porta los escudos nobiliarios en mármol blanco de sus benefactores, Don Antonio Contreras y Doña Marta de Amesquite y el globo de Voyager Balloons al fondo
Áurea hoteles

La grandeza monumental e histórica de Segovia no cabe en un artículo. Por eso, y porque es uno de esos destinos a los que uno no se cansa de ir, hay que revisitarlo de forma constante. Los planes son casi infinitos, pero vamos a hacer una guía por los clásicos, que a mí personalmente me saben a otoño y a cochinillo.

Visitar el Alcázar es imprescindible, porque aquella fortaleza de ensueño rebosante de tesoros e historia de España fue la residencia favorita de monarcas como Alfonso X el Sabio o Isabel la Católica. Sólo comparable en belleza al castillo bávaro de Neuschwanstein, nuestro Alcázar de Segovia, todo un palacio de cuento de hadas, fue objeto de inspiración para Disney a la hora de crear el castillo de la Bella Durmiente, y así lo sigue siendo para cada uno de los más de 700.000 visitantes que lo recorren al año, extasiados por su belleza y sus historias.

El Alcázar de Segovia, fortaleza del siglo XII y Patrimonio de la Humanidad, fue el palacio en el que Disney se inspiró para crear el palacio de la Bella Durmiente

Muy interesante es también visitar la casa Museo del sevillano Antonio Machado, la primera imprenta de España o el romántico Palacio Real de la Granja de San Ildefonso , también conocido como el pequeño Versalles, con su Museo de Tapices, de cuyas paredes cuelga una increíble y desconocida colección de obras de arte de gran tamaño (la más rica del mundo junto con la de Viena).

Dar un paseo por las animadas calles de la ciudad vieja, llena de palacios, iglesias románicas y conventos religiosos, y admirar su impresionante acueducto, uno de los monumentos romanos mejor conservados del mundo, es un gesto al que no deberíamos acostumbrarnos. Cada vez que lo admiramos debemos recordar que este conjunto de piedras en equilibrio de fuerzas sigue ahí en el mismo lugar donde las pusieron delicadamente ordenadas hace 2000 años y que milagrosamente, no se han movido sin llevar ningún tipo de argamasa o cemento que las mantenga. Son inalterables al tiempo. Casi un milagro erigido a un milenio de las pirámides de Egipto. Que después de contemplar semejante maravilla puedas comer en la mismísima iglesia de un convento Capuchino, es ya un plan redondo.

Detalle del Acueducto de Segovia, una de las construcciones romanas mejor conservadas del mundo, que sigue en pie 2000 años después
Elisa Osuna

Pero hoy os traigo mucho más que un plan de día. Os traigo un hotel con historia del siglo XVII situado en la zona noble del casco antiguo de Segovia, frente al Mirador del Valle del Clamores y a unos pasos del Acueducto. Un singular refugio Capuchino, austero y relajante, que nos lleva hacia atrás en el tiempo a un espacio casi místico y con mucha historia.

Habitación con vistas del Áurea Convento Capuchinos, con vistas al valle del Eresma, rodeado de palacios e iglesias románicas
Áurea hoteles

Los monjes Capuchinos, el hogar de niñas huérfanas de las Monjas Oblatas y el hotel de cinco estrellas

En 1637 la orden de los monjes Capuchinos Franciscanos inició la construcción de un bello convento protegido por las murallas de Segovia. Con la ayuda de Don Antonio Contreras y su mujer Doña Maria de Amesquite, -que convivieron con ellos en el ala oeste del convento-, 120 monjes pudieron levantar los muros de su mundo y su camino hacia la salvación eterna. A esta pareja de benefactores corresponden los escudos nobiliarios que aparecen en mármol blanco que todavía hoy se pueden ver en la fachada principal del convento, que fue bautizado bajo la advocación de San Buenaventura y mira de frente, valiente, a la luz de los campos segovianos.

Los Capuchinos Franciscanos, que vivían de las limosnas, los encargos de misas y de lo que daba la huerta que cultivaban a los pies del convento, se caracterizaron por la pobreza y la austeridad de vida, cosa que hoy ya no se practica en la iglesia adyacente donde rezaban, convertida hoy en el hermoso restaurante gastronómico Villena.

Salón principal del restaurante Villena, ubicado en la Iglesia del Convento Capuchinos de Áurea
Elisa Osuna

Tras la desamortización de Mendizábal el edificio pasó a propiedad militar siendo dedicado a Colegio de Artillería y Cuartel hasta 1929, año en que la comunidad de monjas Oblatas de nuevo dota al edificio de su carácter conventual, dedicándose a labores educativas y residencia de niñas procedentes del Tribunal Tutelar de Menores a quienes las monjitas acogían y acompañaban en su formación. Hoy la cadena Eurostars Áurea lo ha convertido en un alojamiento histórico de lujo conservando la esencia y el carácter original del edificio, que conserva intacto el espíritu de recogimiento y armonía con el que fue construido siglos atrás. Su cuidada rehabilitación ha respetado la sobriedad original de la arquitectura religiosa en cada habitación y espacio, donde se conservan elementos originales como vigas de madera y muros de piedra y unas excelentes vistas panorámicas.

Uno de los globos de Voyayer Balloon a punto de despegar con Segovia al fondo
Voyager Balloons

Aunque para vistas, las que se ven desde los globos aerostáticos de Voyager Balloons que te llevan a las nubes para divisar la panorámica monumental de Segovia desde las alturas. Una experiencia inolvidable para los que buscan desconexión, pero también un puntito más de aventura. Hacer turismo desde el cielo y reconocer a vista de pájaro el patrimonio de Segovia te da, sin lugar a dudas, otra perspectiva.

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