Con 24 años Laura Carrillo compagina su trabajo como ingeniera química con el deporte que le mantiene compitiendo desde muy niña. Desde este jueves compite en el Campeonato de España Absoluto de Conjuntos de Gimnasia Rítmica que se celebra hasta el sábado en el Movistar Arena de Madrid. Lo hará defendiendo los colores de su club, el Sant Feliu y también una vida de plena dedicación.
Para quien no conozca de cerca la gimnasia rítmica no debería haber nada extraño ni sorpresivo, pero seguir defendiendo categoría pasados los 20 años es una verdadera rara avis en un deporte en el que la plenitud se consigue entre los 15 y los 18 años. Desde que sale al tapiz como senior, Laura confiesa que cada campeonato “lo disfruto muchísimo porque nunca sé si va a ser el último“.

La razón para ir viendo de cerca ese ocaso es simple, “según te vas haciendo mayor cuesta más compaginarlo todo”, y en ese todo entra también la gimnasia aunque con distintas versiones. Carrillo es entrenadora y juez, algo que debe combinar con su propio entreno como gimnasta y las obligaciones de cualquier trabajador por cuenta ajena.
14 horas diarias
Su vida, calendarizada hasta el extremo, exprime cada minuto por su pasión desde los 5 años. Cada día trabaja de 8h a 17h, “ahí tengo una hora libre y a las seis empiezo a entrenar a mis gimnastas, hasta las 20:30 o 21h y ahí comenzamos el conjunto a entrenar nosotras hasta las 22h“, explica Laura. “Yo lo doy todo por la gimnasia porque es lo que nos da también a nosotras”, nos cuenta.
“Si no me hubiese dedicado a la gimnasia hubiese sido una persona muy distinta”
14h horas diarias de sacrificio que ella hace que merezca la pena. “Organizarme es clave, eso también me lo ha dado la rítmica, pero a veces es difícil, sobre todo por el cansancio porque no duermo todas las horas que me gustaría”, reconoce, aunque matiza que “si algo te gusta le pones ganas y actitud“, y en esa filosofía se ha mantenido años.
“A la gimnasia le he dedicado muchas horas, y le sigo dedicando, y me ha aportado unos valores increíbles. Estoy segura que si no me hubiese dedicado a ella hubiese sido una persona muy distinta”, asegura Laura.
Un conjunto igual de heterogéneo que unido
Para este campeonato de España toca competir como gimnasta, junto a cuatro componentes más. Cada uno tiene una vida muy distinta, pero cuando suena la música y empiezan los 90 segundos de entero, todo se sincroniza al instante.
“En mi conjunto hay un mix de edades, yo soy la más mayor con 24 y los más pequeños tienen 18. La gran diferencia es que Nerea y yo trabajamos y Xavi y Emma están aún estudiando. Lo que tratamos es de entender las circunstancias de cada uno. Cuando comienza el entreno nos metemos en nuestra burbuja y se nos olvida todo”.
A la hora de salir a competir hay un pequeño ritual “siempre hacemos las mismas cosas, nos abrazamos en el mismo orden”
Tantas horas juntos da para muchas anécdotas. “El otro día tuvimos una, que en realidad fue más un susto porque pensábamos que Nerea se había roto la nariz durante un entrenamiento, al final afortunadamente fue un golpe”, recuerda de una temporada que valora como “muy buena” y a la que le pide que “llegue una igual o mejor”.

Subcampeona de España
Como entrenadora, con su conjunto cadete ganó hace apenas una semana la medalla de plata en el Campeonato de España, una presea que el club catalán llevaba 19 años sin conquistar.

Además, Laura Carrillo ejerce también de juez de gimnasia, un rol que le ofrece el 360 del mundo de la rítmica.
Cuando le pedimos, como a todas nuestras entrevistadas que nos cuente cual es su sueño para 2026, no pide descanso, ni títulos, ni gratificaciones ni por supuesto vacaciones, Laura Carrillo lo que pide es que “no haya lesiones” para seguir dedicándose lo que le hace tan feliz.


