La tasa de basuras, que llegó a algunos municipios hace unos años y poco a poco se ha ido extendiendo por todo el país, ha resultado no ser igual para todo el mundo. Y no sólo entre ciudadanos, pues según los datos, más de la mitad de las ciudades españolas no han cobrado un impuesto específico a los pisos turísticos.
Hay algunas excepciones, con fórmulas interesantes, que sí lo hacen. Pero la realidad es que la mayoría de ayuntamientos siguen gravando como vivienda habitual a este tipo de alquileres.
Las grandes ciudades no aplican una tasa de basuras específica a los pisos turísticos
En una revisión de El País, se ha evidenciado que más del 50% de las ciudades con más de medio millón de habitantes en España han dejado sin regla específica en la tasa de basuras a los pisos destinados al turismo.
En ciudades como Madrid, Valencia, Zaragoza o Málaga, donde hay miles de viviendas turísticas, no han aplicado un cargo específico a estas. Algo que sí hacen muchas de ellas con los hoteles y hostales.
A pesar del auge de las propiedades destinadas a este uso, y de la superior generación de residuos que tienen en comparación a la de un hogar normal y corriente, parece que se ha decidido obviarlas.
Sólo Sevilla, que tiene unos 7.000 inmuebles turísticos, ha creado una categoría específica para estos. Por su parte, Barcelona, con casi 10.000 alquileres vacacionales, ya ha aprobado cambios para que sus propietarios paguen más en 2026.
La ley del Estado respecto a la tasa sólo impone dos obligaciones a los ayuntamientos: el gravamen a quien contamina, y el costeo del servicio de recogida y tratamiento de basuras. Los criterios, tarifas y otras cuestiones, quedan en manos de los consistorios. Entre ellos, este tipo de alquileres.
Los expertos instan a “reconsiderar” la tasa a los alquileres vacacionales
La Fundación ENT es una de las pocas organizaciones que estudian la tasa de basuras a nivel generalizado en nuestro país. Ellos sí abogan por “reconsiderar” el “trato específico a los pisos turísticos” por parte de los ayuntamientos.
El principal problema de no hacerlo, según la fundación y su director, Ignasi Puig, es que los sobrecostes de la tasa en las zonas más turísticas “recaerán sobre la población empadronada”.
Por tanto, igual que se hace con restaurantes y hoteles, “tendría sentido” aplicar la tasación correspondiente a los inmuebles dedicados al turismo.
Al fin y al cabo, según indica Puig, muchos turistas no conocen el sistema de gestión de los residuos. O no quieren conocerlo. No participan correctamente en esta estructura, haciendo un uso de los desechos muy diferente al de una familia residente en el mismo barrio.
Para compensar los residuos de estas viviendas, pueden estudiarse diversas fórmulas a aplicar. Los ejemplos existen, como el modelo de Sevilla.
Esta ciudad cobra la tasa de basuras municipal a los pisos turísticos, y les suma un complemento que difiere dependiendo de las personas que pueden ocuparlo y de su ubicación.
En el caso de la capital catalana, para el año que viene, las viviendas turísticas empezarán a tributar como negocios. Esa ha sido la propuesta aprobada por el Área Metropolitana de Barcelona.
Ahora, queda en manos del resto de grandes ciudades españolas estudiar estos y otros modelos, con el fin de no cargar a la población local con unos impuestos que no les corresponden.