Park House, la casa donde nació y pasó su infancia Diana de Gales, se encuentra en un estado de abandono que ha suscitado fuertes críticas hacia el rey Carlos III. Ubicada en la finca real de Sandringham, en Norfolk, la residencia muestra signos evidentes de deterioro: césped descuidado, paredes con manchas, ventanas rotas y un cobertizo en ruinas. La piscina, antaño lugar de recreo, está cercada con una valla metálica para evitar accidentes, evidenciando la falta de mantenimiento.
Vecinos de la zona han expresado su indignación por el estado de la propiedad. Selina Raines, residente del cercano pueblo de Snettisham, declaró: “Te rompe el corazón ver u oír hablar sobre cómo ha quedado la casa. Es muy, muy triste” . Otros habitantes señalan que, mientras el rey invierte en proyectos como un glamping de lujo en la misma finca, Park House permanece en el olvido.
Históricamente, Park House fue alquilada por los padres de Diana a la difunta Isabel II hasta 1975, cuando la familia se trasladó a Althorp House. Posteriormente, la propiedad fue donada a la organización benéfica Leonard Cheshire y utilizada como residencia para personas mayores con discapacidad durante más de 30 años. Sin embargo, en mayo de 2021, la fundación devolvió la casa debido al aumento de los costes de mantenimiento durante la pandemia, quedando vacía desde entonces.
La cercanía de Park House a Sandringham House, residencia del monarca, ha intensificado las críticas. Muchos consideran que el rey debería tomar medidas para preservar un lugar tan significativo en la historia reciente del país. Hasta el momento, Carlos III no ha emitido declaraciones al respecto, pero la presión pública continúa en aumento.
El abandono de Park House podría representar también, según apunta la prensa británica, el olvido de una parte importante de la memoria colectiva británica. Para muchos, es esencial que se restaure y se le devuelva el respeto que merece como símbolo del legado de Diana de Gales.